Si no fuera porque la desintegración de países es parte de la historia en el viejo continente, se podría decir que Europa está viviendo un Déjà vu con la crisis de Cataluña, que amenaza con arrastrar a esa situación a más países si el Gobierno de España se ve incapaz de contener este alud independentista.
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Pero no es así. No hay un Déjà vu. En todo caso, para aquellos a quienes la memoria les juega una mala pasada con los recuerdos, está el presidente de Rusia, Vladímir Putin.
Al intervenir en el club de debates Valdái este jueves, Putin tiró de recuerdos frescos.
"Los países de la UE provocaron ellos mismos el aumento de los movimientos separatistas en Europa apoyando en particular a Kosovo y ahora sufren las consecuencias en Cataluña. (…) Hace tiempo los países europeos de hecho aplaudieron la disolución de varios Estados en Europa", dijo el jefe de Estado ruso.
En este sentido, la secretaria de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa de España, Irene Garrido, manifestó que "la independencia de Catalunya supondría el empobrecimiento de población con destrucción de crédito, con tensiones presupuestarias porque habría menos ingresos tributarios, con procesos inflacionistas derivados de tener que financiar déficit emitiendo deuda y, en definitiva, un desastre de fuga de capitales por falta de confianza política y económica".
Para el economista argentino Luis Palma Cané se remite a los hechos, al indicar que cientos de empresas han salido de Cataluña, cambiando sus sedes a otras ciudades de España, y citó como ejemplos casos emblemáticos: CaixaBank, Banco Sabadell, Agbar y Codorniu.
"Si Cataluña se declara independiente, automática y económicamente sale de la UE. Entonces, teniendo presente que todas las ventas de productos y servicios catalanes — el 75% — es fuera de Cataluña, y en su mayor parte a España y resto de la UE, evidentemente (las empresas) se van porque tienen miedo que de producirse la salida de Cataluña, pierdan todas las ventajas de permanecer en esa comunidad, que básicamente es la libertad de movimiento de capitales, bienes, servicios y personas, con lo cual no pagan aranceles, (…) por lo cual la competitividad de esas empresas se reducirían notoriamente", explica Palma Cané.
Mientras, la Administración Rajoy rebajó en tres décimas la previsión de crecimiento del PIB para 2018 por la crisis en Cataluña. Sin embargo, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Arief) alerta de que esa estimación no considera la probabilidad de que el problema se enquiste. De lo contrario, en caso de que se convirtiese en algo permanente para el próximo año, el impacto sería mucho mayor y superaría los 12.000 millones de euros en el peor de los escenarios que maneja el Arief.
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Al respecto, el economista explica que "es evidente que al bajar el nivel de actividad económica, España va a perder recaudación impositiva. De ahí que junto a la disminución de previsión del crecimiento, aumentó la previsión del aumento del déficit".
En este contexto, el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha garantizado que no habrá ningún "corralito" en Cataluña y ha recordado que las dos principales entidades financieras catalanas, CaixaBank y el Banco Sabadell, están "bajo el paraguas" del Banco Central Europeo y del Fondo de Garantía de Depósitos.
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Al respecto, la Comisión Europea ha modificado este miércoles su propuesta original para crear un Fondo Europeo de Garantía de Depósitos (EDIS, por sus siglas en inglés), de la que ha eliminado la última fase, que preveía una mutualización completa a partir de 2024, con el objetivo de desatascar las negociaciones para su puesta en marcha.
Para Palma Cané "este es un tema de extrema importancia para la Unión Europea, porque yendo al fondo de la cuestión, la unión monetaria se puede decir que hoy por hoy es 'renga', porque una 'unión económica' para que sea completa tiene que tener tres patas, que son: la moneda única; la unión bancaria; y la unión fiscal", observa el analista.
Al entrar en detalle, el economista incide en que "hoy lo único que tenemos es la unión monetaria (eurozona), — aunque hay países que ni siquiera tienen euro —, y la unión bancaria es aún 'muy adolescente', porque sólo tenemos como instrumentos al BCE, pero no hay un sistema de supervisión centralizado de las entidades bancarias. Y la tercera pata es la unión fiscal de la cual sólo hay buenas intenciones", señala.
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El economista argentino manifiesta que "el fondo de garantías es parte del problema de la segunda pata. Si tuviéramos una unión bancaria completa, no estaríamos discutiendo si la deuda se mutualiza o no. Esto quiere decir que si hay unión bancaria y unión fiscal, todo bono soberano de un país de la UE tendría que tener garantía del resto de los países, pero para eso necesitas unión fiscal para que se controlen los presupuestos, etc.".
"De manera que va a correr mucho tiempo antes que esta UE se convierta en una unión económica adulta", concluye Luis Palma Cané.