"El Equipo de Investigación Conjunto tomó nota de la información presentada públicamente por las autoridades de la Federación de Rusia por primera vez hoy [el 17 de septiembre]", dice el comunicado.
Al mismo tiempo, en el JIT afirmaron que los investigadores internacionales ya en 2014 solicitaron a Rusia presentar información sobre los números encontrados en los fragmentos reconstruidos del misil, y aseguraron que Moscú dejó esta solicitud sin respuesta.
El general afirmó que el 29 de diciembre de 1986 el misil en cuestión fue enviado por ferrocarril a la unidad militar 20152 —del recibo quedó constancia en el acta de entrega— que es el código de la 223 brigada de misiles antiaéreos, emplazada en la provincia de Ternópol, al oeste de la entonces República Soviética Socialista de Ucrania y que nunca retornó a Rusia.
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Parshin señaló que actualmente esta unidad militar, dotada de sistemas de misiles antiaéreos Buk, está acuartelada en la localidad de Stryi, en la provincia de Leópolis.
Ninguna de las 298 personas que viajaban en el avión, en su mayoría holandeses, sobrevivió.
El Equipo de Investigación Conjunto (JIT, en inglés), integrado por representantes de los Países Bajos, Malasia, Australia, Bélgica y Ucrania, concluyó en su informe de septiembre de 2016 que el avión fue derribado por un misil del sistema antiaéreo Buk, presuntamente transportado desde Rusia a un área bajo control de las milicias de Donetsk.
A finales de mayo pasado, el equipo divulgó que la lanzadera pertenecía a la brigada de defensa antiaérea 53 del Ejército ruso.
Partiendo de dicho informe, Australia y los Países Bajos endosaron a Rusia la responsabilidad por el derribo, la instaron a asumirla y procurar justicia para las víctimas y sus familiares.
También amenazaron con llevar el caso a una corte o un organismo internacional.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, declaró que Moscú reconocerá los resultados de la investigación solo si logra participar plenamente en esta labor.
Además, recordó que Rusia había propuesto desde un principio llevar a cabo una investigación conjunta, pero su iniciativa fue rechazada, mientras se aceptó la participación de Ucrania, que no había cerrado el espacio aéreo sobre la zona de hostilidades, en contra de lo que prescribe la norma internacional.
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El consorcio ruso Almaz-Antey, fabricante de los sistemas de misiles Buk, había presentado un informe suyo en el que expone los resultados de una investigación propia.
De acuerdo con esta investigación, el avión malasio fue derribado desde la zona controlada por el Ejército ucraniano.