"Fue una provocación bien planificada, que habría sido imposible sin el consentimiento de EEUU y de algunos países de la Unión Europea que le hacen el juego a la política de confrontación de Kiev", dijo Lukashévich a Sputnik.
"Por ejemplo, el 23 de septiembre dos barcos de la Marina de Guerra ucraniana recurrieron a la ayuda de pilotos rusos para pasar por debajo del puente de Crimea [tendido sobre el estrecho de Kerch] y lo hicieron sin problema alguno", indicó Lukashévich.
El embajador también calificó de "inconsistentes" los intentos de presentar a los marineros ucranianos detenidos en Rusia como prisioneros de guerra.
"Los intentos de presentar a los militares ucranianos como prisioneros de guerra son inconsistentes, todos fueron detenidos por el delito de cruce ilegal de la frontera", indicó.
El 25 de noviembre, tres barcos de la Armada ucraniana violaron la frontera rusa al entrar en una zona provisionalmente cerrada del mar Negro y avanzaron hacia el estrecho de Kerch, que une los mares Negro y de Azov y separa la península de Crimea del resto del territorio ruso.
Las embarcaciones ucranianas realizaron maniobras peligrosas e hicieron oídos sordos a la exigencia de parar, por lo que fueron detenidas con sus 24 tripulantes, que actualmente están procesados por una causa penal sobre el cruce ilegal de la frontera.
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Moscú calificó la incursión ucraniana de provocación y denunció que Kiev violó las normas fundamentales del derecho internacional, mientras que los guardacostas rusos actuaron en conformidad con la ley.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, declaró que con este incidente Kiev busca ganar puntos de cara a las elecciones presidenciales, previstas para el 31 de marzo de 2019.
El presidente ruso, Vladímir Putin, defendió el proceder de los guardacostas rusos y recordó que Kiev amenazó públicamente y en más de una ocasión con volar el puente de Crimea, por lo tanto, dijo, no hubo otro remedio que detener los barcos ucranianos.
