El autor se pregunta por qué los tanquistas británicos enfrentan a la supuesta "amenaza rusa" de una manera tan extraña… a través de un túnel.
"Tal vez por debajo del canal de la Mancha los tanques estarían mejor resguardados que en una embarcación, que puede ser atacada por el enemigo desde el aire o desde el agua. Sin embargo, el túnel es también vulnerable a las armas modernas, dos ataques con misiles pueden bloquear la entrada y la salida", explica Jrolenko.
Una gota en el océano
El Reino Unido tiene poco más de 200 tanques Challenger 2, cuya cantidad, en los próximos meses, se reducirá notablemente —de acuerdo con el plan previsto por el país—.
Tras esta reducción, que supondrá que el Reino Unido tenga solo un tercio de los carros de combate que tiene actualmente, Londres dispondrá de menos tanques que Belgrado y muchos menos que Varsovia (917 tanques) y Berlín (306 tanques).
"Rusia tiene unos 2.700 carros de combate, y el transporte de 170 Challenger 2 británicos al continente no tiene casi ningún efecto en la capacidad de defensa de la UE ni refuerza a la OTAN", enfatiza el columnista.
"La movilidad y maniobrabilidad del T-90S, la fiabilidad del motor y el chasis, un alto nivel de seguridad, el tamaño y peso relativamente pequeño del tanque hacen que sea menos vulnerable al fuego del enemigo", afirma el autor.
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Mientras tanto, según el periodista, el concepto y la tecnología del Challenger lo han convertido en uno de los tanques occidentales más voluminosos y pesados. Además, de acuerdo con Jrolenko, "la máquina es caprichosa".
"El Challenger 2 debe mantenerse en un hangar seguro —no importa si en un almacenamiento a largo plazo o durante la operación de las tropas—, incluso si el tanque no está equipado con electrónica ni blindaje adicional".
"En una situación de duelo con el tanque principal ruso T-90S, el británico Challenger 2 estará condenado", asegura.
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Moscú ha reaccionado con moderación a las maniobras de tanques británicos, destaca Jrolenko. Sin embargo, el autor advierte que Occidente debería tener en cuenta la instalación de los sistemas de misiles Iskander en Kaliningrado, la presencia en el mar Negro de los buques Buyan-M, equipados con misiles de crucero Kalibr, así como el desarrollo ruso de armas hipersónicas.