Detrás de cada bombero hay un sinfín de anécdotas. Son trabajadores que todos los días arriesgan sus vidas para socorrer a otros. Por eso algunos dicen que para ser bombero “hay que tener el corazón de un león y la valentía de un guerrero".
Juan Gálvez, sargento de los Bomberos de Málaga, comparte la opinión de su compañero. También lleva 30 años de servicio en este cuerpo y sus ojos lo han visto todo, desde las escenas más nobles hasta los episodios más tristes, entre ellos el rescate del cuerpo sin vida de Julen Roselló, un niño malagueño de dos años de edad que el 13 de enero de 2019 cayó en un pozo de prospección en la localidad de Totalán.
"Lo que recuerdo es mucha desesperación porque parecía que el chico podía estar con vida, aunque si lo pensabas en frío sí que es cierto que era casi imposible. Pero nosotros nunca tiramos la toalla. Todo estuvo enfocado en intentar colaborar, en intentar hacer algo para sacar a ese niño lo antes posible. La colaboración entre los distintos cuerpos fue muy buena, entre los rescatistas, bomberos, Guardia Civil. Fue un ejemplo de camaradería", rememora Gálvez.
El pasado 7 de mayo los Bomberos de Málaga nuevamente se convirtieron en noticia. Esta vez por la arriesgada evacuación que hicieron por la ventana de un noveno piso de un señor de 91 años que se había caído dentro de su residencia y que presentaba síntomas de coronavirus.
"Este señor tenía una patología en la cadera que impedía doblar sus piernas o estar sentado en una camilla. Su vivienda era muy estrecha, con pasillos estrechos, sin ascensor. No se le podía meter en una camilla convencional para su evacuación. Como tenía que estar en horizontal, la única manera que había de sacarlo era por la ventana y así se hizo", explica Gálvez.
En primera línea contra el COVID-19
Las caídas de personas mayores dentro de sus residencias ha sido uno de los siniestros que más han tenido que atender los Bomberos de Málaga durante estos dos meses de confinamiento.
"Por desgracia han aumentado las aperturas de vivienda con personas en el interior, muchos de ellos mayores que se ha caído. A algunos los encuentras vivos y a otros los encuentras ya fallecidos, con bastante tiempo en el interior de la vivienda. Eso es muy duro para mí y para mis compañeros, pero hay que afrontarlo", admite Gálvez.
Además de estos rescates, los bomberos también están en primera línea de combate contra el COVID-19, principalmente en actividades de desinfección de lugares públicos y residencias de ancianos. Sin embargo, denuncian que el Ayuntamiento de Málaga no garantiza la protección de sus servidores públicos.
"Llevamos pidiendo test desde que empezó todo esto. Al día de hoy no nos lo han hecho. Los compañeros que se han hecho los test lo han hecho por su cuenta y pagando. De vez en cuando nos dan guantes y mascarillas, pero totalmente insuficiente", denuncia Triguero.
"Esta crisis ha sacado lo mejor de cada uno. Teniendo en cuenta que en nuestra profesión los valores que imperan y florecen son la solidaridad, empatía, el hacer el bien, entonces decidimos empezar a repartir mascarillas. Por ejemplo, Mascarillas Solidarias de Murcia se puso en contacto con nosotros para ver si necesitábamos mascarillas. Les dijimos que sí y nos mandaron 1.000. De todas esas nos quedamos con 200 y las otras 800 las repartimos entre distintos colectivos vulnerables", indica Triguero.
Y aunque el miedo a infectarse y contagiar a su familia siempre está presente, Gálvez admite que su mayor preocupación va más allá.
"El mayor miedo ahora es que estamos en una carrera loca de desescalada sin sentido y a nivel político están siendo un poco insensatos. Estamos en esa carrera de desescalar, y yo entiendo que la economía hay que reactivarla, pero si no hay personas para reactivar la economía no habrá nada. Entonces estamos forzando la situación, estamos forzando la máquina y esperemos que no pasemos a una siguiente fase sin estar preparados en todos los sentidos, lo que nos lleve a dar varios pasos hacia atrás".
3 años y medio de lucha
Las críticas de los Bomberos de Málaga contra el Ayuntamiento de la ciudad son numerosas y de larga data.
A esa lista de denuncias agregan irregularidades en sus condiciones laborales.
"Somos los bomberos que más horas estructurales echamos al año de toda España. Tenemos un reglamento del año 1959, alguna gente se lo creerá, otras no y otras se reirán, pero nosotros tenemos un reglamento de 1959, un reglamento antidemocrático y anticonstitucional. Tenemos 150 años de historia, somos uno de los cuerpos de bomberos más antiguos de toda España y ahora mismo somos el peor dotado de toda España", denuncia Gálvez.
Su compañero Ramón Triguero denuncia que el desmantelamiento del servicio de bomberos se empeoró desde el año 2012.
A pesar de todas las dificultades que han tenido que enfrentar los Bomberos de Málaga durante estos tres años y medio, muchos de estos servidores públicos ven en esta emergencia sanitaria una oportunidad para reflexionar y corregir en colectivo.
"Se ha visibilizado la importancia que tienen los servicios públicos. Desafortunadamente hemos tenido Gobiernos que con sus políticas neoliberales han recortado servicios esenciales como sanidad, bomberos, limpieza, servicios de ayuda a domicilio. Es necesario reactivarlos, invertir en ellos y se dignifiquen todas esas profesiones que no se les hacía caso", opina Triguero.
"¿Por qué han muerto tantas personas en las residencias de mayores? porque esto se ha convertido en un negocio. El servicio público se está desmantelando para convertirlo en un servicio lucrativo que siempre termina en las mismas manos. Eso debiera revertirse. Levantar los servicios públicos: sanitarios, de ayuda a domicilio debería ser el gran reconocimiento. Lo demás, para mí, está vacío. Los discursos políticos grandilocuentes de bajar banderas, ponerlas a media asta no me sirven porque la gente no come con banderas", sentencia Gálvez.