Merkel señaló que su visita a este museo coincide prácticamente con el 80 aniversario de la noche de los Cristales Rotos, los pogromos y ataques registrados en la Alemania nazi contra judíos, el 9 y 10 de noviembre de 1938, que se saldaron con 90 muertos y la deportación de unas 30.000 personas, además de la destrucción de sinagogas, comercios y empresas pertenecientes a judíos.
La visita de Merkel se produce cuando se ha registrado un aumento de los comportamientos antisemitas en Alemania, un hecho reconocido por la dirigente antes de iniciar su viaje a Israel, al que llevó consigo a Felix Klein, encargado gubernamental de la lucha contra el antisemitismo.
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La visita de Merkel es esencialmente económica, con el objetivo de participar en un foro empresarial y en un encuentro intergubernamental; no obstante, en sus reuniones con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente del país, Reuven Rivlin, se mencionarán cuestiones políticas en las que los dos países, pese a sus estrechas relaciones, tienen visiones diferentes.
Merkel defiende este acuerdo, del que Estados Unidos se retiró el pasado mayo: "Tenemos una opinión diferente sobre el acuerdo, pero sobre la amenaza que representa Irán, concretamente para Israel y también debido a su presencia en Siria, y sobre la idea de que hay que hacer todo lo posible para evitar el desarrollo de armamento nuclear, estamos totalmente de acuerdo", dijo la canciller.
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Merkel siempre se ha dicho a favor de una solución de dos Estados, uno israelí y otro palestino y la desaparición de esta aldea representaría un paso atrás en este camino, según responsables europeos. La canciller no visitará en esta ocasión los territorios palestinos.
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