El general del Ejército croata Slobodan Praljak pasó a ser, el 29 de noviembre, el decimotercer caso en cuya muerte el Tribunal de La Haya está, sí o sí, involucrado. Y es que durante los últimos casi 25 años La Haya ha ido perdiendo a alguno de los acusados a la espera de ser juzgados y, en algunos casos, a alguno de los ya sentenciados por los crímenes de guerra en Europa del Este. Y eso sin contar a los incómodos testigos que murieron en extrañas circunstancias.
Cuatro años antes, el 11 de abril 2002, le tocó el turno al exministro del Interior serbio, Vlajko Stojiljkovic. El acusado de crímenes de lesa humanidad se pegó un tiro en la cabeza junto al entonces edificio del Parlamento de la República Federal de Yugoslavia. Ese mismo día por la mañana ese parlamento aprobaba la ley de cooperación con el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY), que permitía extradiciones de inculpados de crímenes de guerra. El presunto criminal fue trasladado en ambulancia a un centro de urgencias en estado crítico. Moría dos días más tarde.
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El 29 de junio de 1998, el exalcalde de la ciudad de Vukovar (Croacia) Slavko Dokmanovic, apareció ahorcado en su celda de Scheveningen. Había sido juzgado por la masacre de su ciudad, en la que los paramilitares serbios asesinaron a más de 200 pacientes de un hospital.
Tampoco faltó la teoría de 'la mano de Moscú'. El toxicólogo Donald Uges relató a Reuters en aquel entonces que Milosevic tomaba el medicamento esperando que el TPIY aceptase su petición de ser trasladado a Moscú —con la excusa de ser sometido allí a tratamiento médico—, donde sí podían liberarlo.
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Pero también circuló una teoría totalmente contraria a esta última. La de que fue el propio Tribunal de la Haya quien asesinó a Milosevic al darse cuenta de que las pruebas en su contra no eran suficientes para juzgarlo.
El general del Ejército de la República Srpska, Djordje Djukic, abandonó la cárcel de Scheveningen en abril de 1999 debido al cáncer que padecía. Murió un mes más tarde en la Academia Médica Militar de Belgrado. Otro de los generales del Ejército, Momir Talic, corrió la misma suerte en 2003. El bosnio murió en el mismo sitio y antes de conocerse el veredicto del tribunal. Su destino lo compartió también otro militar, Milan Gvero.
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Sin embargo, no solo pasaron a mejor vida algunos de los acusados. También 19 testigos de la guerra de Kosovo. Uno de ellos, por ejemplo, fue asesinado en 2005 cerca de la ciudad de Pec (Kosovo) en compañía de su nieto. No ayudó que perteneciese al programa de protección de testigos de TPIY.
Dusan Dunjic, otro de los testigos clave en la defensa del excomandante del Ejército serbobosnio, fue hallado sin vida en un hotel de La Haya el 22 de octubre de 2015, es decir, el mismo día que testificó ante el tribunal. Los abogados de Dunjic aseguraron que su cliente gozaba de buena salud.