El USS Gerald R. Ford es el buque-insignia de una nueva clase de navíos llamados a reemplazar gradualmente a la clase actual de los portaviones de EEUU, la Nimitz, (clase, compuesta oficialmente por diez portaviones), presente en la flota norteamericana desde 1975, recopila el experto militar Kyle Mizokami en un artículo para The National Interest.
Grupo aéreo
Las aeronaves portadas por el buque ofrecen una combinación de capacidades ofensivas y defensivas.
Con el tiempo albergará también al MQ-25 —un dron de recopilación de datos de inteligencia y de repostaje aéreo— y al futuro caza de sexta generación que sustituirá a los Super Hornet, enumera Mizokami.
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Está equipado con catapultas electromagnéticas y cables de frenado turboeléctricos, lo que le permite mejorar la velocidad de despegue y de aterrizaje, así como extender la vida útil de las aeronaves de cubierta debido a menor presión aplicada contra el fuselaje de los aviones.
El navío, cuya vida útil será de 50 años, se parece a los de la clase Nimitz en varios aspectos. Su eslora es casi la misma —332 metros frente a los 336 de los Nimitz— y pesan lo mismo —aproximadamente 100.000 toneladas a plena capacidad— e incluso su aspecto exterior no dista mucho de la clase anterior.
Pero las tres décadas que separan a las dos también se notan.
¿En qué se diferencia el Gerard Ford de la su antecesor, el Nimitz?
"Con la energía que genera el Gerald Ford se podrían iluminar todos los hogares de una ciudad de mediano tamaño", compara el analista militar estadounidense.
Además, el primer reactor será capaz de rendir sin necesidad de reemplazar sus barras de combustible durante los 50 años de vida del navío. Los reactores de la clase Nimitz debían ser recargados cada 20 años.
El Ford también es veloz para su tamaño: es capaz de acelerarse hasta los 56 km/h.
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Cuenta con dos lanzamisiles tipo Mk. 29 cada uno de los cuales está equipado con ocho lanzaderas. Cuatro sistemas de armamento de proximidad Phalanx permiten al Gerald Ford derribar naves aéreas, misiles y pequeñas embarcaciones mientras que sus cuatro ametralladoras M2 de calibre 50 los complementan con fuego
En el futuro, la abundancia de la energía producida por el Ford será suficiente para montar en el portaviones potentes sistemas de láser.
Un largo y rocoso camino hacia el servicio
La inclusión del Gerald Ford en la Armada estadounidense estaba prevista inicialmente para septiembre de 2014, tras lo cual fue pospuesta para septiembre de 2016.
Su historial ha estado plagado de sobrecostes y problemas. 12.800 millones de dólares es lo que le ha costado a Washington un buque insignia en el que, según algunas opiniones, entre ellos la del Senador John McCain, "la mitad de los sistemas no funcionan".
Finalmente, a pesar de que ha entrado en servicio, se deberá esperar hasta 2020 para ver finalizar todos sus sistemas de combate, por lo que no se espera que pueda participar en misiones reales hasta 2022.
Y para este tiempo, la familia de la clase Ford dispondrá de dos miembros más: el USS John Kennedy está previsto para incorporarse en la Armada de EEUU en 2020 mientras la fecha de la adquisición del USS Enterprise está definida como "primera mitad de 2020", concluye Mizokami.