Turquía aboga por llevar ante la Justicia internacional al líder del Ejército Nacional Libio (ENL), el mariscal Jalifa Haftar, luego de que anunciara el traspaso del poder en el país africano a su Ejército.
El líder militar confirmó su retirada del pacto de 2015 (acuerdo de Skhirat) que dio origen al Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN), con sede en Trípoli y avalado por la Organización de las Naciones Unidas. Este Ejecutivo acusó a Haftar de dar un golpe de Estado.
"Libia se encuentra bajo una crisis de ingobernabilidad terrible, era previsible esta ruptura a los acuerdos de 2015. Pero a pesar de que en el último año aumentaron los enfrentamientos, resulta sorpresiva la posición de Haftar, en medio del combate a la pandemia. Esto confirma que esta es una crisis compleja y grave", dijo a En Órbita Carlos Luján Almada, analista internacional especializado en África.
El experto entrevistado consideró que es "complicado prever lo que puede pasar después de esto", y reflexionó sobre el posicionamiento del ENL en el país africano.
El Ministerio de Asuntos Exteriores turco considera que Haftar no busca solucionar la crisis por la vía política. En tanto, la Unión Europea y la ONU condenaron la postura del líder del ENL y pidieron respetar los acuerdos internacionales.
Por su parte, Rusia lamentó el aumento de la tensión en el conflicto. "No respaldamos la reciente declaración del jefe del Gobierno de Acuerdo Nacional [Fayez Sarraj], quien se niega a hablar con Haftar, ni apoyamos la declaración de que ahora Haftar decidirá de manera unilateral cómo va a vivir el pueblo libio", dijo el canciller Serguéi Lavrov.
Libia atraviesa una crisis desde la caída de Muamar Gadafi en 2011, su líder durante décadas, lo que derivó en enfrentamientos entre facciones rivales. En el país existe una dualidad de poderes: por un lado está el Gobierno interino junto con el Parlamento en Tobruk, que controla la parte oriental y es apoyado por el ENL liderado por Haftar. Por otro está el GAN, avalado por la ONU y con sede en Trípoli, en el noroeste del país.
La conferencia internacional sobre Libia que tuvo lugar en Berlín en enero pasado instó a redoblar los esfuerzos para lograr un armisticio sostenible. Pero los bandos en conflicto siguen violando la tregua declarada en enero por iniciativa de Rusia y Turquía.
Prepararse para lo peor
Autoridades del organismo pidieron a los gobiernos de la región "no bajar la guardia" con las medidas de distanciamiento. "América Latina está como Europa hace seis semanas" en cuanto al avance del brote, advirtió el subdirector de la organización, Jarbas Barbosa. Los países más afectados con nuevos casos son EEUU, Brasil, Canadá, Ecuador y México.
En Órbita consultó al analista internacional Alejandro Chanona, profesor e Investigador en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"El coronavirus presiona a los gobiernos, que no solo deben atender la crisis sanitaria sino también la económica. Las condiciones generales cambian drásticamente, los pronósticos del crecimiento en la región, que se enfrentará a desafíos importantes, ya que como afirma el BID no existen condiciones macroeconómicas perfectas en una emergencia como esta, y hay que gestionar la crisis con los recursos disponibles", apuntó el entrevistado.
La pandemia trae aparejado el aumento de la desigualdad y de la pobreza en Latinoamérica. La situación preocupa además con la llegada del invierno al Hemisferio Sur. Brasil sigue siendo el país más afectado, superando los 73.300 contagios y los 5.000 muertos, colocándose por delante de China, primer epicentro de la pandemia en diciembre de 2019.
Según experto, la región "enfrenta un gran dilema: o atiende con todas sus capacidades esta emergencia sanitaria o con estos recursos cuida que no colapsen las economías".
Hecatombe en EEUU
La economía del país bajó 4,8% en el primer trimestre del año, su mayor caída desde la recesión de 2008 como consecuencia directa de la crisis del coronavirus y de la cantidad de empleos perdidos.
Según el Departamento de Comercio, la situación puede agravarse en el segundo semestre, con una contracción de la economía hasta un 30% debido al cierre de comercios y los despidos. En las últimas cinco semanas más de 26 millones de trabajadores solicitaron el subsidio por desempleo.
El viernes 24 el presidente Donald Trump firmó un tercer plan de estímulo por 483.000 millones de dólares para apoyar la economía nacional. De este monto, 320.000 millones se destinarán para que empresas no cierren y paguen a sus empleados.
EEUU, epicentro de la pandemia del COVID-19, superó el millón de contagios y los 60.000 muertos.
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