"Con la llegada de este coronavirus he podido disfrutar más tiempo con la familia, resolver pequeños detalles domésticos, pero sobre todo, entender que la vida vale más que cualquier tesoro", comentó a Sputnik a través de una charla telefónica.
Según cuenta, ha tenido que buscar alternativas para pasar el día sin romper el aislamiento, casi cuatro semanas después que cerró el taller donde labora desde hace casi 30 años.
También ayuda a sus hijos a realizar las tareas escolares que toman cada mañana a través de las teleclases que se dan en televisión, y se ocupa de hacer las largas filas en los mercados, para intentar regresar con algo de comer.
"De todos modos el tedio me consume —comenta a Sputnik— y ya conversé con un señor que administra un restaurante cerrado al público, para ayudar a llevarle comida a ancianos que no pueden salir a la calle".
"Quiero ser útil en estos malos tiempos, que es cuando de verdad uno necesita crecerse y estar listo para contribuir con los que más necesitan", subrayó Mario.
Costureras por necesidad
Otra de las motivaciones que han aflorado en estos tiempos es la confección de mascarillas protectoras, hechas por hábiles costureras que suplen las carencias de este artículo en el mercado.
"Para mí la costura siempre fue un hobby, y te confieso que nunca pude dedicarle mucho tiempo, porque mi trabajo no me lo permitía, pero ya ves, me siento realizada ahora que puedo ayudar a mis vecinos a protegerse con los "nasobucos" que hago aquí", comentó Aurora a Sputnik.
Cada mañana saca su máquina de coser al portal de su casa, en el municipio habanero de Playa, y donde recibe, exigiendo siempre las distancias requeridas, los trozos de tela de diversos colores y estampados, que los vecinos le traen para que les confeccione sus mascarillas.
"Soy feliz de ser útil a mis 80 años, y todavía estas manos cansadas pueden aportar", enfatizó la anciana.
Cubanos en redes sociales
Aun cuando el uso generalizado de la Internet en Cuba sigue siendo una cuenta pendiente por sus altos precios, las redes sociales se han convertido en una suerte de plataforma de contacto en estos tiempos de crisis sanitaria provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2.
Colgar fotos de diferentes etapas de la vida, narrar experiencias profesionales, divulgar los comunicados diarios que emite el Ministerio de Salud Pública, se unen a denuncias gráficas a infractores de las medidas de aislamiento, aglomeraciones en los mercados, o de personas indolentes que deambulan sin protección por las vías públicas.
También son escenario para las tradicionales confrontaciones políticas, donde el diferendo Cuba-Estados Unidos cobra especial protagonismo, muchas veces entre cubanos residentes en cada lado del Estrecho de la Florida, con diferentes filiaciones ideológicas.
🇨🇺 Díaz-Canel (@DiazCanelB) califica de calumnias acusaciones de EEUU contra el sistema cubano de salud 👇https://t.co/8s7pCloZxn
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) April 14, 2020
Chistes, caricaturas, consignas políticas y viejas memorias, constituyen el plato fuerte de los isleños, armados de sus teléfonos celulares o sus computadoras.
De estas y de otras maneras transcurre la vida en la isla, sacudida también por COVID-19, sin alarmas ni aspavientos, pero conscientes de la necesidad de protegerse y preservar la vida.