Los últimos días han sido marcados por acontecimientos poco prometedores para esas relaciones. Por ejemplo, entró en vigor la más reciente tanda de sanciones impuestas por Estados Unidos a Moscú por el caso Skripal.
Estados Unidos realizó también un ensayo de un misil de alcance medio, el primero que efectúa desde la Guerra Fría. Y en respuesta Rusia prometió tomar medidas recíprocas.
Y el ejemplo más reciente es la reacción de Washington a la visita a Moscú del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
Las entregas de los S-400 a Turquía en el marco del contrato firmado entre Moscú y Ankara comenzaron el 12 de julio, y los aviones rusos ya están trasportando partes de los sistemas a la base aérea turca.
La decisión de Ankara de proseguir con la compra pese a las protestas de Washington hizo a Estados Unidos suspender la venta de cazas F-35 a Turquía como castigo.
Desde esta perspectiva no extraña que la visita de Erdogan a Moscú que se celebró esta semana moleste a Washington y a su vez a la OTAN. "La reunión entre Erdogan y Putin preocupa a EEUU", titula a una de sus crónicas la edición en español de la CNN.
Parece lógico que a Estados Unidos le preocupe el acercamiento entre Rusia y Turquía, que efectivamente tiene el segundo Ejército más grande dentro de la OTAN. Pero la verdad pura y dura es que Washington últimamente hace todo lo posible para animar semejante acercamiento.
Erdogan había recurrido a Moscú al fracasar en su intento de adquirir los Patriot estadounidenses. Pero al parecer Washington no ha aprendido la lección porque "castiga" a su aliado suspendiendo las ventas de cazas F-35.
Ambos mandatarios recorrieron el lugar y examinaron también los helicópteros Ka-62 y Mi-38 y el avión anfibio Be-200, según cuenta un reportaje de RT.
Como hemos dicho en uno de nuestros programas anteriores, el daño por la suspensión de ventas de aviones F-35 a Turquía podría ser mucho más grave que el efecto que pretende conseguir esta sanción.
Y parece que hemos tenido razón.
La represalia estadounidense, efectivamente, está debilitando el eje de la OTAN y reforzando la alianza entre Rusia y Truquía. Y claramente no es la única razón que empuja la cooperación entre Moscú y Anakara en el ámbito militar.
Es un buen ejemplo de acciones unilaterales por parte de Estados Unidos que hace a Moscú reforzar sus lazos con Anakara, también en el ámbito militar.
Y Washington últimamente ha hecho todo para animar semejante acercamiento. Lo curioso también desde este enfoque es que Estados Unidos siempre está jugando con sus propias reglas de juego, mientras no tolera cuando otros países pretenden hacer lo mismo.
Ni siquiera reconoce el derecho de otros países de actuar en sus propios intereses si esto va en contra de los intereses de Washington, como en el caso de las adquisiciones por Ankara de los sistemas rusos de defensa S-400.
Si alguien no obstante se atreve, sufre con su propia carne y hueso lo que es la presión política por parte de Estados Unidos y sus aliados…
Cabe recordar aquí que el llamado "caso Skripal" es todavía una causa abierta y que nunca ha sido comprobada legalmente una implicación de las autoridades rusas. Sin embargo, esto no impide que Washington imponga sanciones "a Moscú" diciendo que es por el caso Skripal, sin entrar mucho en detalle.
Hay que reconocer que los medios internacionales han hecho un gran trabajo para que la opinión pública considere que "Rusia está implicada" en el "caso Skripal", así como en otros tantos "casos" que perjudican a las relaciones con Occidente en general y con Estados Unidos en particular. Y la verdad es que siguen haciéndolo con gran conocimiento de causa.
Todos estos "casos" que en realidad son causas abiertas, sirven como pretexto para justificar guerras comerciales camufladas como sanciones económicas a Moscú. "Facebook se blinda de la amenaza rusa ante las elecciones de 2020 y endurece sus normas para la publicidad política", titula a unos de sus artículos la página web eleconomista.es.
Lo que más destaca en este artículo es que la expresión "amenaza rusa" solo aparece en el titular. El autor no se molesta en explicar a qué se refiere. Solo una breve referencia a que "Rusia utilizó las plataformas de redes sociales para entrometerse en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016" como si fuera un hecho comprobado.
Todas estas preguntas por el momento quedan sin respuestas. Por lo menos no encontraremos respuestas en el artículo que acabamos de escuchar. Se supone que cualquier lector ya de entrada sabe que Rusia significa una amenaza. Si no es por el caso Skripal, será por las numerosas presuntas intromisiones en las elecciones y procesos políticos por todo el mundo.
Y al mismo tiempo dicen que les preocupa que Rusia busque alianzas por su cuenta tratando de encontrar recursos alternativos como China y otros países asiáticos. Cuando es precisamente la política estadounidense que empuja a Rusia desde el oeste a algún lugar del este en busca de nuevos amigos.
Y hasta que sigan con esta línea, los políticos y los medios, no tendrán más remedio que preocuparse por las reuniones entre Putin y Erdogan y por otras tantas.