"El terrorismo yihadista es un fenómeno internacional en el que los actores muchas veces se conocen a través de redes sociales, pero eso no impide que un actor pueda moverse por distintos países para dinamizar redes", explica Gil, codirector del International Security Observatory, donde es responsable del Departamento de Análisis de Terrorismo y Seguridad Internacional.
Según la información ofrecida por el Ministerio del Interior español, el detenido era "el último eslabón" de un grupo radicado en Bélgica pero con integrantes en España y Marruecos.
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En concreto, las autoridades españolas señalaron que la célula estaba integrada por cinco personas: tres de ellas fueron detenidas en España, otra en Marruecos y por último, uno en Bélgica.
En opinión de Gil Garre, el joven de 26 años arrestado en Zaventem presenta las características habituales de un actor "dinamizador".
"No es extraño que un grupo de individuos mantenga contactos tanto personales como en redes a través de dinamizadores itinerantes para acabar conformando una célula casi virtual que, sin embargo, actúa criminalmente", relata Gil.
En opinión de Gil, este caso —al igual que el de la célula terrorista que atentó en agosto en Cataluña— es un perfecto ejemplo del carácter "trasnacional de terrorismo yihadista".
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Por ello, este experto llama la atención sobre la importancia de la cooperación entre fuerzas policiales de diferentes países para combatir este tipo de terrorismo.
"Obviamente, si se ha producido la detención es porque hay cooperación", señala antes de subrayar que esa colaboración debe "intensificarse y dotarse de recursos" para "ser más eficaz" porque "todo es mejorable".
Este experto en terrorismo y seguridad califica como "verdaderamente sobresaliente" la colaboración bilateral entre España y Marruecos, pero apunta que Bélgica, en cambio, tiene mucho margen de mejora.
"Bélgica tiene atomizada toda su estructura policial y, por ejemplo, en la misma ciudad de Bruselas te encuentras con distintos servicios de inteligencia dependiendo de cada distrito", expone.
"Es un país que ha supuesto un problema para la seguridad europea y ha llegado a causar momentos de verdadera vergüenza, como cuando daba cobijo a miembros de la organización terrorista ETA que eran reclamados por la justicia española", recuerda.
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Ante estos problemas, Gil espera que Bélgica, como país conocedor de la barbarie terrorista, sea capaz de pulir sus fallos y superar sus limitaciones para cooperar de manera eficiente con los países de su entorno en pos de una Europa más segura.