"Desde 2014 la industria aeronáutica rusa junto a Rosatom, VIAM, la Universidad Estatal de Moscú, una serie de compañías privadas trabajan en la creación de tecnologías de fabricación de construcciones en base a materiales compuestos usando materias primas rusas", alegó.
Según subrayó el jefe de la corporación, "estas soluciones están en la fase de tránsito a la producción en serie, las muestras correspondientes están pasando las pruebas y su inserción en el programa MC-21 se realizará paulatinamente tras concluir las principales pruebas de certificación en el marco del programa general de sustitución de importaciones, incluyendo el cambio de motor del MC-21 al propulsor PD-14".
"Para nosotros resulta inexplicable la prohibición de las autoridades estadounidenses de trabajar con la compañía rusa de altas tecnologías AeroComposit para un avión de uso civil como el MC-21; iniciamos los trámites de reclamación ante esta decisión", añadió.
MC-21 (siglas en ruso de Avión Magistral del Siglo XXI) es una serie de aviones comerciales rusos de nueva generación diseñados para vuelos de corta y media distancia.
Actualmente Rusia está desarrollando el modelo MC-21-200 con capacidad para 132 a 165 pasajeros y el modelo MC-21-300 para 163 a 211 pasajeros.
En adelante se estudia crear el modelo MC-21-400 que podría transportar hasta 212 pasajeros.
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El MC-21 incorpora los últimos desarrollos tecnológicos en la construcción de aviones y motores.
El avión MC-21 cumple con todas las normas de seguridad internacionales y puede utilizarse en todas las zonas climáticas sin necesidad de hacer recesos estacionales.
A principios de junio de 2016 terminó el ensamblaje del primer avión MC-21-300, el 8 de junio se celebró la ceremonia de su primera aparición ante el público.
Las relaciones entre Moscú y Occidente empeoraron a raíz de la situación en Ucrania y la adhesión de Crimea a Rusia tras el referéndum celebrado en marzo de 2014, en el que más del 96% de los votantes avaló esta opción.
Occidente relaciona la suspensión de las sanciones con el cumplimiento íntegro de los Acuerdos de Minsk, formulados por el Grupo de Contacto Trilateral (Rusia, Ucrania y la OSCE), que buscan solucionar la crisis ucraniana, en la que las tropas gubernamentales se enfrentan a las milicias de las repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lugansk desde 2014.
Moscú, que respondió a las sanciones con un embargo agroalimentario, ha subrayado en reiteradas ocasiones que no es parte del conflicto en Ucrania, y reafirmó que la adhesión de Crimea se llevó a cabo respetando la legislación internacional y la Carta de la ONU.