Como si escuchara llover. Como si no fuera con él la cosa. Como no enterándose de que EEUU y China están en medio de conversaciones para negociar su futura relación comercial, Donald Trump va y anuncia que su plan de imponer aranceles a productos tecnológicos provenientes de China, sigue con viento en popa.
Como un mantra, desde la Avenida Pennsylvania al 1600, en Washington DC se reafirman en su idea de resguardar las tecnologías nacionales estadounidenses y la propiedad intelectual y detener transferencias no económicas de tecnologías industrialmente significativas y propiedades intelectuales a China.
Y como para Washington nunca nada es suficiente, planea solicitar a Pekín que elimine todas sus barreras comerciales, incluidas las no monetarias, debido a que estima que sea "difícil e injusto" hacer negocios en China.
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Paradójicamente, estos anuncios de Washington tienen lugar horas más tarde de que se conociera de que este domingo, China aprobó la decimotercera marca de Ivanka Trump en los últimos tres meses, algo que desde el país norteamericano se juzga como un tráfico de influencias
"La negativa de Ivanka Trump de desligarse de su negocio es especialmente preocupante, ya que la marca Ivanka continúa expandiendo su negocio en países extranjeros. Esto plantea preguntas importantes sobre la corrupción, debido a que invita a la posibilidad de que pueda beneficiarse económicamente de su posición y de la presidencia de su padre, o de que pueda ser influenciada en su trabajo político por el trato que los países le dan a su negocio", declaró a AP Noah Bookbinder, director ejecutivo de Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington.
El presidente de la agencia consultora Ekai Center, Adrián Zelaia, entiende que "el conjunto del proceso de negociación abierto a partir de las declaraciones agresivas de Trump sobre el comercio con China, es en sí mismo un proceso confuso y que tiene ramificaciones, por lo menos extrañas".
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"Por un lado, en este conflicto de forma directa tenemos la agresividad de Trump que a estas alturas hay que considerarlas como parte de su estrategia habitual de negociación. Una estrategia muy agresiva, sorprendente en el ámbito diplomático, pero que es posible que él haya 'heredado', haya 'importado' desde el ámbito empresarial, y que confíe en obtener rendimientos de ella".
El analista explica que se trata de "una estrategia que se basa en comenzar por una catarata de amenazas a su contraparte, con el fin de llevarla a una mesa de negociaciones en términos interesantes para quien la ha iniciado, en este caso, Donald Trump".
En opinión de Zelaia, este tipo de estrategias de Trump en su política internacional es lo que explica los frenazos y acelerones que está sufriendo, por ejemplo, su relación con Corea del Norte, o con China alrededor de las relaciones comerciales.
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Respecto a las empresas de Ivanka Trump aprobadas en China, el experto señala que son parte de esas ramificaciones a las que alude, y que genera dudas sobre intereses personales y familiares de la Casa Blanca en que se llegue a una u otra negociación.
En todo caso, Zelaia opina que "hay que dar por supuesto que todo esto (las negociaciones comerciales entre EEUU y China) al final se va a canalizar a través de una mesa de negociaciones, cuyo resultado posiblemente esté en cierta forma, en parte, distorsionado a favor de China como consecuencia de estas ramificaciones indirectas que le pueden permitir a China compensar de alguna forma a EEUU, a cambio de asumir determinados perjuicios en esa mesa de negociaciones".
Por un lado, en la inauguración de la conferencia internacional "Rusia y China, cooperando en la nueva época", el viceministro de Exteriores ruso Ígor Morgúlov, declaró que "el evento político principal del presente año en las relaciones bilaterales, sin duda, será la visita de Putin a China, que se realizará el próximo mes y la planeada cumbre, cuya preparación avanza a todo tren".
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Mientras, por el otro lado, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hua Chunying, en una rueda informativa, declaró que "China cree que Rusia se fortalecerá aún más e incrementará su prosperidad bajo el liderazgo de Putin", y añadió que el país asiático apoya los procesos de modernización y "está dispuesta a desarrollar una cooperación estratégica a largo plazo" con Moscú para el "reforzamiento conjunto de los contactos mutuamente beneficiosos" entre ambos países.
"La alianza entre el poder económico de China, y el poder político y militar de Rusia, ha hecho imposible que las estrategias de esa élite occidental que estaban claramente dirigidas a someter, por un lado a Rusia y por otro lado a China, a los criterios de este bloque hegemónico, se hayan visto imposibilitadas de ir más allá, y por el contrario, hayan ido sufriendo derrotas progresivas fundamentalmente en Asia y Oriente Medio", concluye Adrián Zelaia.
