"Las tentativas de algunos promotores de las manifestaciones que buscan provocar tensión en las relaciones entre Rusia y Bielorrusia están condenadas al fracaso", dijo el embajador en una rueda de prensa en Minsk.
El 24 de noviembre el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, advirtió que los países occidentales arman varios esquemas de presión para revertir el orden constitucional e incluso pretendían incorporar a Rusia en ese proceso.
El 18 de noviembre, el opositor Pável Latushko, pidió a la Unión Europea enviar una misión a Bielorrusia que incluya a delegados de Rusia para solucionar la crisis política en el país.
El escrutinio oficial otorgó la victoria a Lukashenko que consiguió el 80,1% de los votos, seguido de la opositora Svetlana Tijanóvskaya con el 10,12% de los apoyos. Los otros tres candidatos opositores reunieron juntos poco más del 4%.
La oposición bielorrusa no reconoció los resultados y exige una repetición de los comicios, opción que Lukashenko descartó en términos contundentes.
Las autoridades sostienen que las protestas son controladas por determinadas fuerzas extranjeras y acusan a Estados Unidos y a varios países de Europa de injerencia en los asuntos internos de Bielorrusia.