"Expresando seria preocupación por la última escalada de tensión ente Pakistán y la India, llamamos a ambos países vecinos al control y la reducción de la tensión", dijo Rabbani citado por el Ministerio de Exteriores afgano.
Las relaciones entre la India y Pakistán se agravaron después de que un terrorista suicida atacara el 14 de febrero un convoy policial en Pulwama, en el estado indio de Jammu y Cachemira, causando más de 40 muertos y decenas de heridos.
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El atentado fue reivindicado por el grupo terrorista Jaish-e-Mohammed (JeM) cuyo jefe, Masood Azhar, se encuentra en Pakistán.
La India volvió a acusar a Pakistán de patrocinar grupos terroristas en la disputada región de Cachemira, pero Islamabad rechazó la acusación que calificó de "infundada" y propuso a Nueva Delhi investigar conjuntamente el ataque.
Al día siguiente, Pakistán respondió a esta incursión con un ataque aéreo transfronterizo, para demostrar su capacidad de autodefensa.
El enfrentamiento aéreo se tradujo en el derribo de un MiG-21 indio cuyo piloto fue capturado por los pakistaníes.
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También Nueva Delhi afirmó haber abatido un F-16 pakistaní el 27 de febrero, pero Islamabad negó haber utilizado este avión de combate en el ataque.
El 1 de marzo, Pakistán entregó al piloto cautivo a la India en "un gesto de paz" dirigido a distender la situación.