En el documento, aprobado el pasado 13 de mayo y recogido el 25 de mayo por Nació Digital, se defiende que "la construcción de una República independiente solamente puede ser producto de la capacidad para justamente llevar a los estados y la comunidad internacional a un terreno de negociación y acuerdo en torno al ejercicio de autodeterminación".
El partido pide "seguir con el conflicto" hasta forzar una negociación con Madrid que tendrá que ser "necesariamente multilateral" e incluir actores internacionales.
La independencia de Cataluña, insiste, "solo puede ser producto del ejercicio combinado y sostenido en el tiempo de una desobediencia institucional masiva" combinada con una "desobediencia civil activa masiva y extendida a todo el territorio" que permita el "máximo control posible sobre el territorio y sobre la economía".
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En este sentido, la CUP critica "la verticalidad y la opacidad en la toma de decisiones y la falta de crítica" de los partidos independentistas durante la pasada legislatura, así como "la idea del tránsito hacia la independencia" sin ruptura democrática, y pide superar la estrategia partidista con "una nueva dirección política de un independentismo popular".
La CUP también habilitará a sus cuatro diputados para que puedan priorizar la participación en protestas ciudadanas, incluso si eso significa su ausencia en las comisiones del Parlamento de Cataluña.
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El documento también insiste en otras reivindicaciones anteriores del partido, como la creación de una banca pública, de un marco catalán de relaciones públicas o un cambio de orientación en la diplomacia pública de Cataluña que no se limite a la Unión Europea y se abra a otras regiones, en particular América Latina.
"La autodeterminación es el punto de partida, no el de llegada", zanja en su ponencia política la formación de la izquierda independentista radical.