"Las amenazas que oímos son fuertes y formuladas de manera agresiva, lo que no le añade respeto a la política que realiza EEUU en Siria", dijo Riabkov a los periodistas.
El 26 de junio la Casa Blanca acusó a Damasco de preparar un ataque químico y declaró que, en caso de que se produzca, las autoridades sirias "lo pagarán caro".
Más tarde, el ministro sirio de Reconciliación Nacional, Ali Haidar, negó rotundamente que se prepare un ataque con armas químicas y reiteró que Damasco ni las ha utilizado ni las utilizará en el futuro.
Además, culpó a Damasco por la tragedia, pero las autoridades sirias refutaron la acusación alegando que todos sus arsenales químicos fueron retirados del país y eliminados en 2016 bajo la supervisión de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ).
El Gobierno sirio subrayó que nunca empleó sustancias tóxicas ni contra la población, ni contra la oposición o los terroristas.
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Sin embargo, el 7 de abril EEUU atacó con misiles de crucero la base aérea siria de Shairat (provincia de Homs) sin esperar ninguna investigación ni presentar pruebas irrefutables.