"Nuestro monitoreo reveló que la campaña a favor del sí dominó la cobertura mediática y eso junto con las restricciones a los medios de comunicación, las detenciones de periodistas y el cierre de los medios limitó el acceso de los votantes a una pluralidad de los puntos de vista", dijo la jefa de la misión de observación enviada por la OSCE al plebiscito, Tana de Zulueta.
"En general, el referéndum no cumplió con las normas del Consejo de Europa y el marco jurídico fue inadecuado para la celebración de un proceso genuinamente democrático", afirmó el parlamentario.
Más del 51% de los turcos, según el escrutinio preliminar, avalaron el 16 de abril la reforma constitucional que convertirá a Turquía en una república presidencialista.
Los cambios otorgan amplios poderes ejecutivos al presidente de la nación que podrá en particular promulgar decretos con fuerza de ley, declarar estado de excepción, designar vicepresidentes, ministros y otros altos cargos, además de no estar obligado a suspender la filiación política como ahora.
Las enmiendas a la Constitución son parte de la agenda política del ex primer ministro y líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), Recep Tayyip Erdogan, desde que en agosto de 2014 fue elegido presidente por sufragio directo, por primera vez en la historia de Turquía.
A los cambios constitucionales se opusieron dos partidos de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, centroizquierda) y el Partido Democrático de los Pueblos (HDP, prokurdo), que acusaron a Erdogan de aspiraciones autoritarias.
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Erdogan podría quedarse al frente del Estado hasta 2029, por dos mandatos consecutivos de cinco años si vence en las elecciones del 3 de noviembre de 2019 que marcarán la conversión de Turquía en una república presidencialista.