"La Dirección General de la Aviación Civil recibió la mañana del lunes [el 15 de enero] un mensaje de una de las compañías [aéreas] nacionales, según el cual una aeronave que realizaba un vuelo a Manama, siguiendo la ruta normal, fue interceptada por cazas cataríes", dice el comunicado, citado por la agencia WAM.
La nota subraya que el avión emiratí ejercía "un vuelo rutinario y programado" y "contaba con todos los permisos y aprobaciones a nivel internacional".
"Se trata de una amenaza clara a la seguridad de la aviación civil y una violación directa de las reglas y normas internacionales", destaca el texto.
Catar, por su parte, desmintió las acusaciones de Emiratos Árabes Unidos.
"Una fuente responsable en el Ministerio de Exteriores de Catar desmiente que los cazas cataríes interceptaran un avión civil emiratí", comunicó la cadena Al Jazeera.
Más tarde este 15 de enero Emiratos Árabes Unidos denunció que un caza catarí interceptó otro avión de pasajeros emiratí, por segunda vez en las últimas 24 horas, informó la cadena Sky News Arabia.
"La Dirección General de la Aviación Civil de Emiratos Árabes Unidos informó que un caza catarí en segunda ocasión interceptó un avión civil cuando aterrizaba en el aeropuerto internacional de Bahréin", dice el medio.
Se destaca que el avión emiratí ejercía un vuelo rutinario y programado, y contaba con todos los permisos y aprobaciones necesarios.
La cadena agrega que la autoridad de la aviación emiratí calificó el incidente de "nueva violación peligrosa de los acuerdos internacionales sobre la seguridad de los vuelos comerciales".
En este sentido Abu Dabi baraja la posibilidad de imponer medidas jurídicas contra Doha en el marco de la Organización de Aviación Civil Internacional, señala el medio.
A su vez, Doha hasta el momento no ha comentado el segundo incidente.
La semana pasada Doha declaró que denunció ante la ONU dos casos de violación de su espacio aéreo por parte de aviones emiratíes, que tuvieron lugar en diciembre pasado y este enero.
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Las relaciones entre Abu Dabi y Doha viven un período grave a partir de junio pasado, cuando Arabia Saudí, Bahréin, Egipto y Emiratos Árabes Unidos anunciaran la ruptura de las relaciones diplomáticas y la suspensión de las comunicaciones terrestres, marítimas y aéreas con Catar, tras acusar a Doha de apoyar el terrorismo.
Para normalizar las relaciones, los promotores del boicot presentaron a Catar 13 condiciones, entre ellas el cierre de la cadena de televisión Al Jazeera, la ruptura de los vínculos con Irán y con el movimiento de los Hermanos Musulmanes, así como el desmantelamiento de una base militar turca.
El Gobierno de Catar calificó de injustificado el bloqueo diplomático y de inviables las condiciones para levantarlo.
