El documento propone prohibir el envío de armamento "a los que actúan en nombre de estas personas (los hutíes) o bajo su orden en Yemen".
Este borrador exhorta "a los países miembros de la ONU, en particular, a los vecinos de Yemen, a controlar todas las cargas destinadas a este país" si hay sospechas fundadas de que puedan contener armas.
El proyecto de resolución prevé igualmente congelar las cuentas bancarias de varios líderes hutíes y prohibirles viajar en el mundo entero.
Catorce países miembros del Consejo de Seguridad votaron a favor del documento, propuesto por Jordania, Gran Bretaña y EEUU; Rusia se abstuvo.
El representante permanente de Rusia ante la ONU, Vitali Churkin, afirmó que "Rusia insistía en que el embargo de armas se aplicase a todas las partes del conflicto; todos saben bien que en Yemen ya hay demasiadas armas".
Según el diplomático, la resolución aprobada no debe utilizarse para mantener la escalada del conflicto armado.
Churkin denunció que el borrador "no tiene en cuenta las propuestas constructivas de la delegación rusa", en concreto, "cesar el fuego lo más rápido posible y entablar un diálogo de paz".
Agregó que la resolución "no refleja debidamente las graves consecuencias de las acciones de combate para la población civil de Yemen", ni la importancia de "establecer pausas humanitarias de manera obligatoria y regular".
La coalición de países del Golfo Pérsico y de África del Norte, liderada por Arabia Saudí comenzó el 26 de marzo pasado una operación militar en Yemen contra los combatientes del movimiento Ansar Alá –conocidos como hutíes– y que controlan la mayor parte de Yemen, incluida su capital, Saná.
La ofensiva busca restaurar en el poder al presidente Abdo Rabu Mansur Hadi y a su Gobierno derrocados por este movimiento insurgente.
Según los últimos datos de la ONU, al menos 364 personas murieron y otras 681 resultaron heridas en Yemen desde el inicio de la operación militar de la coalición internacional el pasado 26 de marzo.