"La atención que Rusia le dedica al sur de Yemen refleja los objetivos geopolíticos de Moscú, sus intereses históricos en la región y sus aspiraciones de expandir su influencia en Oriente Medio. Rusia ve la estabilidad en el sur de Yemen como una condición 'sine qua non' para alcanzar su objetivo de establecer una esfera de influencia en el mar Rojo", explica Ramani.
Explica Ramani que las aspiraciones de Rusia en el mar Rojo —que baña las aguas del sur de Yemen— se remontan a enero de 2009, cuando un alto cargo militar ruso manifestó su deseo de establecer una base militar cerca del estrecho de Mandeb, de gran importancia estratégica al unir el mar Rojo con el golfo de Aden.
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"Teniendo en cuenta estas ambiciones, el compromiso del expresidente yemení Alí Abdalá Salé de permitir a Rusia construir una base naval en el mar Rojo hizo que se ganara las simpatías de Moscú", revela Ramani.
Salé fue asesinado en diciembre de 2017. No obstante, Rusia mantiene buenas relaciones con muchas de las facciones que controlan de una manera u otra el sur de Yemen, como el Partido Socialista Yemení —aliados del Consejo de Transición del Sur y partidarios de la autonomía de la región— y del Movimiento Separatista del Sur —parte, también, del mismo consejo—. Moscú "sigue confiando" en que una de estas facciones sureñas "reviva la propuesta" de Salé, aclara el politólogo a Carnegie.
"La importancia para los intereses geopolíticos de Rusia de una posible base [naval] crece porque Moscú percibe al sur de Yemen como la puerta de entrada de su influencia en el Cuerno de África", señala el experto.
"Con estos proyectos sobre la mesa, Rusia aprecia una base militar en el sur de Yemen porque uniría esas instalaciones con la península arábiga", resume.
Rusia está jugando bien su carta de mediador en la disputa entre Hadi —partidario de un Estado único— y sus aliados socialistas, con aspiraciones separatistas al sur. Mantiene estrechas relaciones con los miembros del Gobierno de Hadi y contactos informales con las facciones de izquierda de los sureños de Yemen, afirma Ramani.
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La decisión de los nacionalistas del Movimiento Separatista del Sur de rechazar la propuesta del Consejo de Transición del Sur de crear una 'Arabia del Sur' es un tanto que se ha apuntado Moscú a su papel de mediador, ya que crear un Yemen del sur independiente "podría excluir a las facciones prorrusas con poder", advierte el politólogo en su artículo.
"El empoderamiento de los moderados en el seno de las organizaciones nacionalistas yemeníes del sur y el apoyo a la integridad territorial de Yemen (…) permiten a Moscú mantener sus intereses en el sur del país", resume Ramani. Aunque los esfuerzos de Moscú por devolver la estabilidad al sur aún no han ido más allá de las declaraciones retóricas, recuerda, "el creciente interés del Kremlin" en la región es evidente. Si Rusia logra facilitar el diálogo entre el sur y la ONU, "podría convertirse en otro importante actor de otro gran conflicto regional", advierte.
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