"Yo mismo estoy dispuesto a renunciar al cargo y servir en las estructuras que garantizan la seguridad de este lugar sagrado para todos los musulmanes, ser un voluntario y guardar la mezquita de Al Aqsa por el resto de mi vida", escribió el presidente de Chechenia en su canal de Telegram.
Para evitar los conflictos futuros, Kadírov propuso transferir el derecho de propiedad de la mezquita a Jordania.
La crisis en torno a la Explanada de las Mezquitas se inició el 14 de julio, cuando un comando integrado por tres árabes israelíes mató a dos policías en la Puerta de los Leones de la ciudad vieja, a escasos metros de la Explanada.
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Los atacantes fueron abatidos poco después por la policía israelí una vez habían entrado en la Explanada, donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa, un sitio sagrado para los musulmanes.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, insistió en que los portales solo debían garantizar la seguridad de los fieles musulmanes y de los visitantes no musulmanes, y no representaban un cambio del statu quo.
Los palestinos ordenaron el cierre de todas las mezquitas de Jerusalén con la intención de que todos los musulmanes fueran a rezar a la Mezquita de Al Aqsa en protesta por el mantenimiento de los portales.
El 21 de julio las disputas provocaron enfrentamientos violentos entre la policía y los palestinos en Jerusalén, que se saldaron con cuatro palestinos muertos y centenares de heridos.
Estos choques fueron seguidos por una nueva agresión: un palestino apuñaló a tres colonos judíos en el asentamiento judío de Halamish, al noroeste de Ramala, en la Cisjordania ocupada.
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El Gobierno de Israel anunció el 25 de julio la decisión de retirar los detectores de metales en virtud de un acuerdo al que llegaron el primer ministro Netanyahu y el rey de Jordania, Abdalá II.
Sin embargo las autoridades israelíes decidieron mantener las cámaras de seguridad, por lo cual los musulmanes siguen negándose a volver a rezar en el lugar.