"Rechazo categóricamente las declaraciones de la presidenta de Georgia, Salomé Zurabishvili, de que los disturbios en el país son supuestamente útiles para Rusia", publicó Klintsévich en su cuenta en Facebook.
El senador ruso puso de relieve que Rusia y Georgia están unidas con "lazos seculares de amistad y raíces religiosas y culturales comunes".
Klintsévich subrayó que son las autoridades georgianas y la sociedad civil quienes deben establecer los motivos que provocaron la inestabilidad en Georgia.
También señaló que a pesar de que el expresidente georgiano Mijaíl Saakashvili recibió por segunda vez la nacionalidad ucraniana, "no deja en paz a Georgia y es capaz de hacer cualquier provocación para recuperar su influencia".
Aquellos que piensan que en Georgia ya no hay simpatizantes de Saakashvili "se equivocan gravemente", según el senador ruso.
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El 20 de junio, durante la apertura de la 26 sesión de la Asamblea Interparlamentaria de la Ortodoxia (AIO), un grupo de radicales irrumpió en el Parlamento georgiano y atacó al presidente del organismo internacional, el legislador ruso Serguéi Gavrílov.
Las delegaciones reunidas en el Parlamento de Georgia se vieron obligadas a concluir sus labores antes de lo previsto.
Frente a la sede legislativa se produjeron choques violentos entre elementos radicales y la policía.
Las fuerzas de seguridad usaron balas de goma y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
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Según el último balance del Ministerio de Sanidad de Georgia, un total de 240 personas resultaron heridas a causa de las protestas.
Kobajidze presentó este viernes su renuncia.
El líder del partido opositor Movimiento Unido Nacional de Georgia, Grigol Vashadze, convocó para este viernes una nueva protesta en el centro de Tiflis.
El legislador ruso Gavrílov calificó los hechos como una acción planificada que busca empeorar las relaciones entre Rusia y Georgia.
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La presidenta georgiana Zurabishvili declaró a Rusia "enemigo e invasor" del país y le acusó de aprovecharse de las protestas.
El Kremlin condenó la agresión contra la delegación rusa, al calificarla de "una provocación rusófoba".
Georgia rompió relaciones diplomáticas con Rusia en 2008 después de que el país europeo reconociera la independencia de Abjasia y Osetia del Sur, dos antiguas autonomías georgianas.