"Los sistemas de misiles de defensa antiaérea S-400 que compramos, no amenazan a la OTAN, ni tampoco a los aviones de combate F-35", dijo el canciller turco en una intervención transmitida por el canal televisivo NTV, agregando que ese armamento estará bajo el control de Ankara.
El esperado suministro de los sistemas de defensa rusos, que causaron una crisis en las relaciones de Turquía con los Estados Unidos, comenzó el 12 de julio.
Turquía firmó en 2017 un contrato con Rusia para adquirir ese tipo de armamento por valor de unos 2.500 millones de dólares.
Estados Unidos se opuso a la transacción y exigió al Gobierno turco que rompiera el contrato y comprara en su lugar los misiles estadounidenses Patriot.
El S-400 (SA-21 Growler en la clasificación de la OTAN) es capaz de abatir aparatos aéreos de tecnología furtiva, misiles de crucero, misiles balísticos tácticos y táctico-operativos.
Con un alcance de hasta 400 kilómetros, el sistema ruso puede abatir blancos a alturas de hasta 30 kilómetros.
Sanciones de la UE
Además, Cavusoglu declaró que Turquía no se toma en serio las sanciones que la Unión Europea (UE) impuso en su contra por la exploración geológica que Ankara realiza en la plataforma de Chipre.
"Calificar como sanciones la decisión de la UE significa tomarla en serio, no se debe hacer, esa decisión fue tomada para complacer a la parte griega de Chipre, el problema es que los derechos de la comunidad turca de la isla no se toman en consideración", dijo Cavusoglu a la cadena de televisión NTV.
El canciller aseguró que Ankara "continuará defendiendo los derechos (de la comunidad turca en Chipre) e intensificará sus actividades".
"Esperamos enviar pronto otro barco ", afirmó.
En concreto, el bloque comunitario suspendió el diálogo de alto nivel, canceló las sesiones del Consejo de Asociación UE-Turquía y redujo la asistencia para el 2020.
La Cancillería turca, a la vez, afirmó que el país proseguirá con la prospección de hidrocarburos en el mar Mediterráneo pese a la decisión de la UE.
Dos meses después, Ankara envió su segundo barco, Yavuz, para expandir las actividades de exploración en la plataforma de Chipre.
Turquía sostiene que tiene derecho a los recursos naturales de la llamada República Turca del Norte de Chipre, proclamada en 1983 en los territorios ocupados por los turcos y reconocida solo por Ankara.
Chipre exige que Turquía cese sus obras en la zona.