El 24 de marzo en Washington, Yolanda Renee King, nieta de Martin Luther King, pedía un mundo sin armas en una manifestación por los atentados y muertos en las escuelas de Estados Unidos y a favor de un mundo sin armas.
La pequeña King, de nueve años, revivió la lucha de sus mayores en un evento que recordó la histórica "Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad" de 1963 encabezada por Luther King en la que más de 250 mil personas, concentrados en el Memorial a Lincoln, escucharon la frase que lo inmortalizó: 'I have a dream' (Yo tuve un sueño).
Yolanda Renee King ha dicho "ya basta" a las armas en Estados Unidos. https://t.co/2vQxIYwX5p pic.twitter.com/A78WyXXEjI
— Radio América HN (@radioamericahn) 27 de marzo de 2018
En esta ocasión, defensores de un mundo sin armas rememoraron la lucha de este célebre pastor que murió asesinado el 4 de abril de 1968 por un fanático segregacionista mientras defendía los derechos de los basureros negros de Memphis desde el balcón de un motel.
El disparo que acabó con la vida de King hace 50 años fue solo una muestra pública de la discriminación que viven los afrodescendientes y que cobra de forma invisible las vidas de hombres, mujeres y niños cada día en el continente americano.
Según la investigación, el color de la piel agudiza la discriminación entre los jóvenes de 18 a 29 años donde el 65% de los encuestados alega haber experimentado actos discriminatorios debido a su raza.
Ya en agosto de 2017, funcionarios de la Organización de Naciones Unidas alertaron sobre el creciente racismo y la xenofobia en Estados Unidos tras las manifestaciones y los incidentes violentos protagonizados por la extrema derecha en Charlottesville, Virginia.
Sin embargo, la violencia no conoce fronteras y en América Latina también tiene sus nichos. Tal es el caso de Brasil, donde la muerte el 14 de marzo de Marielle Franco, única concejala afrodescendiente de Río de Janeiro, hizo público un exterminio silencioso en el que el valor de una vida se mide por el color de la piel.

En 2009 Brasil dejó de ser un país de blancos: de sus casi 200 millones de habitantes, el 49,6% es afrodescendiente, mientras que los blancos suponen el 49,4%. El resto son principalmente indígenas, según un estudio de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
Brasil fue el último país de América en abolir la esclavitud, en 1888 y es el lugar donde la comunidad afrodescendiente es también la que más muere, menos gana y más sufre con el desempleo.
Los hombres negros con estudios superiores ganan de media un 29 % menos que los blancos, mientras que la diferencia es del 27 % entre las mujeres de diferentes razas en Brasil, de acuerdo con un estudio de Locomotiva.
En el mapa del desempleo, además, los negros y mulatos representan el 63,7 % del total de parados en Brasil, lo que equivale a 8,3 de los 13 millones de personas sin empleo que había en el país en el tercer trimestre de 2017, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.
La activista brasileña creció en Maré, un complejo de favelas con casi 140.000 residentes y uno de los peores índice de desarrollo humano en Río de Janeiro.
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La muerte de Franco junto a los jóvenes asesinados en las escuelas de Estados Unidos, hacen que en este 50 aniversario del asesinato de Martin Luther King cobren impulso las luchas contra la violencia racial en América, en busca del anhelado sueño de paz e igualdad.