Investigan un posible "sabotaje" a la vacuna rusa contra COVID-19 en Argentina

Un lote con 400 dosis de la vacuna Sputnik V contra COVID-19 debió ser desechado luego de que fuera encontrado a temperatura ambiente en un hospital de la provincia de Buenos Aires. La Justicia investiga ahora si se trató de un "atentado" por parte de un funcionario que manipuló los termómetros.

Con más de 30.000 vacunados durante los primeros días de campaña, Argentina avanza con normalidad en la aplicación de la vacuna Sputnik V contra COVID-19. El propio ministro de Salud del país, Ginés González García, aclaró que de las 32.103 personas inoculadas durante las primeras 36 horas de la campaña, solamente el 1% (unos 312 casos) presentaron síntomas "leves o moderados" como dolor muscular o fiebre, un resultado dentro de lo esperado.

La irregularidad fue detectada por el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. Según consignó el diario argentino Página 12, un lote de 400 dosis que habían sido enviadas al municipio de Olavarría —una localidad de 89.000 habitantes en el centro de la provincia— debieron ser descartadas luego de que perdieran la temperatura de 18 grados bajo cero a la que deben ser almacenadas.

Las autoridades sanitarias de la provincia confirmaron a la prensa que hubo "un desvío en la cadena de frío de las vacunas del Hospital Oncológico de Olavarría", el centro sanitario al que habían sido enviadas a la espera de la inmunización del personal sanitario de ese municipio. Producto del contratiempo, se decidió iniciar un sumario para investigar lo sucedido y derivar a los inscriptos para recibir la primera dosis a municipios cercanos.

Pero lo que podría haber sido un error en el proceso de almacenamiento de la vacuna —como falsamente se había denunciado en la provincia de Tucumán— tomó otro cariz cuando las propias autoridades sanitarias de la provincia de Buenos Aires revelaron que no se descarta que la falla en la cadena de frío "haya sido una acción intencionada".

El director de hospitales de la provincia, Juan Sebastián Riera, explicó, en declaraciones a la emisora argentina Radio 10, que las vacunas se encontraban en un freezer conectado a grupos electrógenos que le aseguraban la energía incluso en caso de un corte de electricidad. Para controlar eso, cada dispositivo de enfriamiento era monitoreado a través una cámara de seguridad.

Riera advirtió que durante un lapso de la madrugada del lunes 4 de enero "se corta la cámara que está enfocando el termómetro y se pierde la temperatura azul", indicador de que se encontraba a la temperatura correcta. En la mañana del lunes, los funcionarios del hospital encontraron que las dosis se encontraban a temperatura ambiente.

Dado que no hubo cortes de luz a esa hora y que la falla exigiría una "manipulación", las autoridades de la provincia radicaron una denuncia penal, que cayó en manos del fiscal de la localidad de Azul, Marcelo Sobrino.

Sobrino dijo a la prensa que no descarta la hipótesis de que se haya tratado de un "atentado" y reveló que, por el momento, la única evidencia que tiene es que el freezer fue encontrado "en 26 grados". El fiscal adelantó que se analizarán las cámaras de seguridad de los pasillos del hospital y se realizará una pericia al freezer para determinar si fue una falla técnica o fruto de la intervención humana.

Por el momento, la investigación no tiene a ningún sospechoso en particular. Al respecto, el fiscal explicó que se investigará a "todas las personas que tenían acceso a ese lugar".

El fiscal adelantó que podría llegar a aplicarse el artículo 205 del Código Penal argentino, que castiga con entre seis meses a dos años de prisión a quienes violen "las medidas adoptadas por las autoridades competentes para impedir la introducción o propagación de una epidemia".