Pedro Sánchez da un giro histórico a la política española sobre el Sáhara

MADRID (Sputnik) — España cierra su crisis diplomática con Marruecos dando un giro histórico a su posición sobre el Sáhara Occidental. El cambio de postura, reflejado en una carta que el presidente español, Pedro Sánchez, envió al rey Mohamed VI, implica el respaldo de Madrid al plan de autonomía formulado por Rabat en 2007.

Dicho plan —respaldado también por Francia o Alemania— propone que el Sáhara Occidental permanezca en la órbita de Marruecos como una "región autónoma". Es decir, con cesiones en ciertas competencias, permitiendo que cuente con sus propios órganos económicos, administrativos e incluso políticos, pero siempre bajo soberanía marroquí.

Con el respaldo a esta propuesta, España abandona su tradicional postura de neutralidad respecto al Sáhara Occidental. Hasta la fecha, Madrid había apoyado la celebración de un referéndum de autodeterminación para su antigua colonia, tal y como defiende el plan de descolonización ratificado por Naciones Unidas.

Antecedentes

El Sáhara Occidental es un territorio de casi 270.000 kilómetros cuadrados que limita con Marruecos, Argelia y Mauritania. Fue colonizado por España en 1884, pero en octubre de 1975 —seis días antes de la muerte del dictador Francisco Franco— se firman los conocidos como Acuerdos de Madrid, que ceden su administración a Marruecos y Mauritania, que poco tiempo después retiraría sus reclamaciones sobre el territorio.

Unas semanas antes del acuerdo, Marruecos había iniciado la llamada "marcha verde", que le permitió ocupar la mayor parte del Sáhara invadiendo su territorio con más 300.000 civiles, entre los que se encontraban camufladas unidades militares.

De forma paralela, y con el apoyo de Argelia, el Frente Polisario proclamó en 1976 la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que entró en guerra con Mauritania —firmando la paz en 1979— y Marruecos, con quien sigue manteniendo hostilidades pese al alto el fuego de 1988.

En 1979 la Asamblea General de la ONU aprobó su Resolución 3437, en la que pide a Marruecos "poner fin a su ocupación militar del Sáhara" y reconoce al Frente Polisario como "legítimo representante del pueblo saharui", emplazando a ambas partes a impulsar la celebración de un referéndum de autodeteminación para determinar el futuro del territorio.

Desde 1991 la ONU mantiene una misión específica para dicho objetivo: la conocida como Minurso —siglas en francés de Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental—. Sin embargo, con el tiempo la ONU fue matizando su postura, y en 2001 el Consejo de Seguridad aprobó una resolución donde se apoyaba la celebración de "un referéndum libre, justo e imparcial", eliminando la palabra autodeterminación.

En el año 2007 la ONU animó ambas partes a presentar sus propuestas de solución, lo que dio pie a la presentación del plan de autonomía por parte de Marruecos, mientras que el Frente Polisario insistió en la celebración del referéndum de autodeterminación, dejando un escenario enquistado.

El giro de Sánchez

Tradicionalmente, España había apoyado la propuesta de la celebración del referéndum que contemplan las distintas resoluciones de la ONU. Sin embargo, la carta de Sánchez a Mohamed VI dice que la propuesta marroquí es "la base más seria y realista" para acabar con el conflicto.

Este giro se produce en un momento muy específico: España y Marruecos atraviesan desde hace un año su crisis diplomática más grave en décadas. En mayo de 2021, tras la decisión de España de recibir al líder del Frente Polisario para tratarle contra la COVID-19, Marruecos dejó de vigilar su lado de la frontera en los enclaves de Ceuta y Melilla, permitiendo la entrada a suelo español de casi 10.000 migrantes en apenas tres días.

Además, Rabat retiró a su embajadora en España, que volvió este 20 de marzo a Madrid, evidenciando el apaciguamiento entre las dos partes. No obstante, este suceso no hace más que evidenciar los difíciles equilibrios diplomáticos que España se ve obligada a hacer en el Magreb. Al mismo tiempo que la embajadora marroquí regresaba, Argelia —un socio estratégico para España, de quien es el primer suministrador de gas— convocó a la embajadora española para transmitirle su enfado.

Asimismo, la decisión de Sánchez levantó ampollas a nivel interno. Sus socios de Gobierno —la formación izquierdista Unidas Podemos, favorables a las reclamaciones del Polisario— criticaron a Sánchez por tomar esta "incoherente" decisión "con enorme opacidad", sin consultar siquiera a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, lo que abre una nueva brecha interna en la coalición que gobierna el país.

El cambio de postura también fue duramente criticado por el Partido Popular, la primera fuerza de la oposición. El eurodiputado José Manuel Margallo —que fue ministro de Exteriores de España de 2011 a 2016— acusó a Sánchez de actuar como un "autócrata" al tomar de forma unilateral una decisión que da "un giro radical" a la estrategia exterior del país.

"Es un gesto de autócrata que patea todas las normas de convivencia en política exterior [...] Se hace unilateralmente, sin contar con los partidos de la oposición, sin debatirlo en las Cortes y sin ni siquiera haberlo discutido en el Consejo de Ministros", dijo Margallo en declaraciones a la cadena de televisión La Sexta.

Como era de esperar, la decisión también soliviantó al Frente Polisario, que este lunes 21, a través de su delegado en España, Abdulah Arabi, acusó a Sánchez de ceder a los "chantajes" de Marruecos al apoyar la propuesta de autonomía, que a su modo de ver es "una opción unilateral presentada por la parte invasora", lo que implica que Madrid se pone del lado del "agresor" en este conflicto. "La cuestión del Sáhara sigue siendo de descolonización y tiene que resolverse mediante el ejercicio libre y la transparencia del pueblo saharaui", añadió Arabi.

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