Los más indispensables de la pandemia hacen un paro nacional en Argentina
Los más indispensables de la pandemia hacen un paro nacional en Argentina
Sputnik Mundo
La Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad en Argentina (FATSA) realiza reclamos en centros médicos del sector privado en todo el país para... 23.07.2021, Sputnik Mundo
El desgaste de los y las trabajadoras de la salud en Argentina, muchos con sueldos por debajo de la línea de pobreza y algunos sin posibilidad de vacaciones ante la crisis sanitaria, llegó al punto de quiebre, casi un año y medio desde el inicio de la pandemia de coronavirus.Tres semanas después de un paro que no llegó a ser, esta vez no hubo conciliación obligatoria que impidiera que empleados de las clínicas y sanatorios privados adoptaran la primera medida de fuerza gremial de alcance nacional desde el comienzo de la pandemia, en marzo de 2020, y desde el inicio del Gobierno de Alberto Fernández, en diciembre de 2019.La Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad en Argentina (FATSA), que nuclea los principales sindicatos del sector en todo el territorio nacional, reclaman una actualización salarial y reapertura de negociaciones paritarias por lo que realizan paros de cuatro horas por turno en cada sanatorio.Pero las empresas excusan su negativa para cumplir con las mejoras en las condiciones laborales y sueldos y culpan al Estado nacional por no autorizar los incrementos pedidos en las cuotas de medicina prepaga a sus clientes ni los subsidios solicitados, una puja que tiene de trasfondo una crisis intrínseca del complejo sistema de salud en Argentina.El sistema sanitario se vio revolucionado más que cualquier otro ámbito con la pandemia, un fenómeno mundial pero que en Argentina tiene matices únicos debido al funcionamiento del sistema de salud que existe en el país, dividido en tres brazos.Por un lado, hospitales públicos gratuitos, del que depende el 40% de la población, que llevan décadas de desfinanciamiento y con planteles precarizados. Por otro lado, las obras sociales gremiales para trabajadores registrados y el seguro estatal para jubilados. En tercer lugar, las aseguradoras privadas de medicina prepaga, algunas ofrecidas por las propias clínicas y sanatorios.La pandemia desveló muchas de las falencias del sistema público y de las obras sociales, además de la dependencia estatal del ámbito privado en momentos de crisis, ya que el conjunto del sistema se encuentra lejos de poder solventar los costos de los tratamientos y medicamentos y los salarios de sus profesionales.La pandemia paralizó Argentina durante 2020 y la segunda ola, que inició en abril de 2021, llevó al borde de la saturación las terapias intensiva, cuyo colapso se pudo evitar gracias a la intensa campaña de inoculación: hoy la mitad de la población ya recibió por lo menos la primera dosis y se administraron más de 40 millones de vacunas. El COVID-19 alcanza un acumulado de 4,8 millones de casos en el país y 103.000 muertes relacionadas.
La Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad en Argentina (FATSA) realiza reclamos en centros médicos del sector privado en todo el país para demandar aumentos salariales y mejoras en las condiciones laborales, muy deterioradas como consecuencia del brote de COVID-19. Las empresas y el Gobierno se echan la culpa del conflicto.
El desgaste de los y las trabajadoras de la salud en Argentina, muchos con sueldos por debajo de la línea de pobreza y algunos sin posibilidad de vacaciones ante la crisis sanitaria, llegó al punto de quiebre, casi un año y medio desde el inicio de la pandemia de coronavirus.
Tres semanas después de un paro que no llegó a ser, esta vez no hubo conciliación obligatoria que impidiera que empleados de las clínicas y sanatorios privados adoptaran la primera medida de fuerza gremial de alcance nacional desde el comienzo de la pandemia, en marzo de 2020, y desde el inicio del Gobierno de Alberto Fernández, en diciembre de 2019.
— Sputnik Reporteros (@Sputnik_Report) July 23, 2021
"Llevamos trabajando 500 días ininterrumpidos por la pandemia. Nuestra clínica se transformó en exclusiva para la atención de COVID-19, todos los días trabajando el doble, exponiendo nuestras vidas y las de nuestras familias", dijo a Sputnik Marta Sequeira, delegada general de Clínica del Sol, institución privada de la ciudad de Buenos Aires.
La Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad en Argentina (FATSA), que nuclea los principales sindicatos del sector en todo el territorio nacional, reclaman una actualización salarial y reapertura de negociaciones paritarias por lo que realizan paros de cuatro horas por turno en cada sanatorio.
Pero las empresas excusan su negativa para cumplir con las mejoras en las condiciones laborales y sueldos y culpan al Estado nacional por no autorizar los incrementos pedidos en las cuotas de medicina prepaga a sus clientes ni los subsidios solicitados, una puja que tiene de trasfondo una crisis intrínseca del complejo sistema de salud en Argentina.
"Nos parece justo y necesario el reclamo que hacemos. La parte empresarial se niega a darnos el reconocimiento que nos merecemos. Para la sociedad somos esenciales, para nosotros nuestro salario también es esencial", dijo a Sputnik Marcelo Vergara, integrante de la comisión directiva del sindicato en la capital nacional y delegado general de la Clínica Bazterrica, centro médico privado porteño.
El sistema sanitario se vio revolucionado más que cualquier otro ámbito con la pandemia, un fenómeno mundial pero que en Argentina tiene matices únicos debido al funcionamiento del sistema de salud que existe en el país, dividido en tres brazos.
Por un lado, hospitales públicos gratuitos, del que depende el 40% de la población, que llevan décadas de desfinanciamiento y con planteles precarizados. Por otro lado, las obras sociales gremiales para trabajadores registrados y el seguro estatal para jubilados. En tercer lugar, las aseguradoras privadas de medicina prepaga, algunas ofrecidas por las propias clínicas y sanatorios.
La pandemia desveló muchas de las falencias del sistema público y de las obras sociales, además de la dependencia estatal del ámbito privado en momentos de crisis, ya que el conjunto del sistema se encuentra lejos de poder solventar los costos de los tratamientos y medicamentos y los salarios de sus profesionales.
La pandemia paralizó Argentina durante 2020 y la segunda ola, que inició en abril de 2021, llevó al borde de la saturación las terapias intensiva, cuyo colapso se pudo evitar gracias a la intensa campaña de inoculación: hoy la mitad de la población ya recibió por lo menos la primera dosis y se administraron más de 40 millones de vacunas. El COVID-19 alcanza un acumulado de 4,8 millones de casos en el país y 103.000 muertes relacionadas.
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