Esta afirmación y las decisiones políticas del Gobierno de Hugo Chávez, han tomado cuerpo en una realidad cada vez más hostil entre ambas naciones y en toda la región.
Colombia, además de mantener operativas 11 bases militares, es actualmente socio de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Los soldados del Ejército colombiano, así como miembros desarticulados de los grupos paramilitares de ese país, han participado como mercenarios en incursiones a países como Siria, Irak, Yemen, que actualmente minan la estabilidad de esa región. Por estas razones, las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela no terminan de asentarse. Urge comprender el contexto para ver los riesgos para la unidad y estabilidad Latinoamericana.
El nombre de la traición
El articulista del diario El Espectador, Renson Said, escribía hace unos meses una reflexión que describía la naturaleza de la nación neogranadina y su papel político en la región:
Es una práctica habitual de Estados Unidos promover la aparición de enclaves y con ello, propiciar la inestabilidad permanente en regiones enteras del planeta. El investigador Ernesto Semán, opinaba recientemente que no es de extrañar que sean Israel, Egipto y Colombia los países que recibían el mayor apoyo financiero y militar por parte de la Casa Blanca. Desde la óptica de los intereses geopolíticos estadounidenses, apunta Semán, dichas naciones reúnen las condiciones perfectas para poseer el estatus de enclaves privilegiados.
"Estar situados en un lugar que Estados Unidos considere hostil y estratégico, ser (o haberse convertido en) un Estado necesitado de ayuda externa para subsistir, con una legitimidad disputada dentro y en los bordes mismos del Estado, y padecer una amenaza militar real o aparente que justifique, bajo ciertos principios, una reacción mucho mayor", son parte de dichas características distintivas.
Sin embargo, las vinculaciones de los enclaves no solo dependen del núcleo que los hermana. Israel ha servido en no pocas ocasiones como un férreo aliado de Colombia, en especial, en lo que refiere al apoyo militar. Ahora, a partir del 11 de agosto la vinculación se extiende al área económica a través de la puesta en marcha de un tratado de libre comercio, que ya sido denunciado por la Asociación de Usuarios Campesinos como desventajoso para el sector agrícola colombiano.
Para El Zabayar, lo nocivo de que Colombia se preste al igual que Israel para servir de plataforma a los planes de neocolonización del Pentágono, es que además de perturbar el clima regional aportan material humano para incentivar el conflicto en otras latitudes.
"En la guerra de Yemen corre la sangre colombiana, ya que el Gobierno colombiano ha permitido a empresas contratistas de mercenarios operar y reclutar combatientes para llevarlos a guerras muy lejos de Colombia, y siempre se lee información en idioma árabe, sobre la muerte de cientos mercenarios en Yemen, en su mayoría provenientes de Colombia, que son enterrados y la mayoría quemados para desaparecer su identificación, al igual como ocurrió en Siria. Esto deja claro que la élite colombiana, no solo hace dinero con drogas, sino que también con la sangre de sus jóvenes en guerras ajenas", añade el analista.
Las oscuras redes de inteligencia
El experto en geopolítica del Medio Oriente, Basen Tajaldine, considera que al hablar de las relaciones entre Colombia e Israel, hay que prestar severa atención a un elemento que suele quedar velado, el entrenamiento de los grupos paramilitares colombianos por parte del Ejército israelí.
En esta oscura trama de relaciones surge el nombre de Yair Klein, un exmilitar del Ejército israelí, que en la época de los 80 se dedicó al entrenamiento de grupos del narco paramilitarismo colombiano.
"El Mossad es una verdadera, perfecta y extraordinaria organización terrorista. Es un aparato complejo y bien completo, incluso diría, más sofisticado que el de la CIA, y no me cabe duda que los servicios de inteligencia occidentales incluyendo la CIA, sirven de apoyo y operador del Mossad. Sería bien ingenuo dudar que esa organización no esté ligada con los actos de desestabilización no solo con la oposición, sino que, también influye en decisiones en el Estado venezolano para mantenerlo débil", afirma Zabayar.
A juicio de Tajaldine, además de causar preocupación la creciente y amalgamada relación entre Israel y Colombia como dos enclaves que sirven a los intereses de Estados Unidos, está el hecho de que dentro de Venezuela los grupos de oposición estén dispuestos a establecer cualquier alianza con el único propósito de llegar al poder:
"Muchos políticos en Venezuela tienen conexiones con Israel, de hecho María Corina Machado abiertamente ha dicho que de llegar al gobierno lo primero que haría es firmar un acuerdo con Israel, no solamente para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales, sino de alianza estratégica con Israel. También lo ha dicho Juan Guaidó, restablecería la Embajada de Venezuela en Israel y viceversa, movería la Embajada de Jerusalén como acto simbólico de sumisión, así también abiertamente lo han referido desde Israel, que harían todo para cambiar el régimen en Venezuela", finaliza Tajaldine.