No hay territorio en el mundo que no se haya visto sacudido por la pandemia de COVID-19. Sin embargo, América Latina se ha consolidado como una de las regiones del planeta más afectadas por el nuevo coronavirus, encontrando sus puntos más dramáticos en las grandes metrópolis de la región.
En efecto, las principales ciudades y áreas metropolitanas como Sao Paulo, Buenos Aires, Ciudad de México, Lima o Bogotá, han sido tierra fértil para la pandemia, registrando cientos de miles de contagiados y fallecidos por miles.
Solo en la ciudad de Sao Paulo se registran 214.094 casos de COVID-19, de acuerdo a datos recopilados hasta el 8 de agosto. Los fallecidos por la enfermedad, en tanto, ya superaron los 10.000.
Las cifras de la metrópolis paulista evidencian promedios alarmantes, con 17.474 infectados por millón de habitantes y 824 fallecidos por millón.
La pandemia también golpeó fuerte a Lima, la capital de Perú, ciudad en la que viven unos 9,4 millones de habitantes y que desde mayo emprendió un proceso de flexibilización de la cuarentena, a pesar de que los casos continuaban aumentando.
De hecho, al 8 de agosto la capital peruana tenía 217.966 infectados por el coronavirus y más de 8.800 muertos por la enfermedad.
En números totales, Lima supera la cantidad de enfermos de Sao Paulo, obteniendo un número de infectados por millón de habitantes de 22.979. Los muertos por millón de habitantes también superan a la de la gran ciudad brasileña, con 933.
Si el caso de Lima es preocupante, más aún el de Santiago de Chile, la capital chilena que supera los 7,4 millones de habitantes y que desde fines de julio flexibilizó la cuarentena en algunas zonas ante lo que se consideraba una cierta estabilización de los casos.
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires, capital de Argentina, apenas sobrepasa los 70.000 infectados y los 1.500 fallecidos. Podrían parecer cifras auspiciosas si no fuera porque los límites estrictos de la ciudad solo nuclean a 3.075.646 habitantes, muchos menos de los que habitualmente se mueven por la urbe porteña.
Para comprender mejor lo que sucede en la zona de mayor concentración demográfica del país es preciso incluir también a la provincia de Buenos Aires, la circunscripción política más extensa de la Argentina continental y la más poblada. La provincia, que incluye al denominado conurbano bonaerense, tiene un total de 16,6 millones de habitantes y registra más de 150.000 infectados y 2.739 fallecidos.
Se estima que la zona conocida como el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) ya supera los 15 millones de habitantes, lo que la convierte en uno de los conglomerados urbanísticos más poblados de América Latina y que, además, mantiene una de las cuarentenas más estrictas de la región.
Teniendo una población similar a la de Santiago de Chile, la capital colombiana muestra números un poco más auspiciosos, con una cantidad de infectados y de fallecidos por millón de habitantes de 16.784 y 462, respectivamente.
La populosa Ciudad de México y sus 8,9 millones de habitantes registra 80.383 infectados pero un sorprendente número de 7.584 fallecidos por COVID-19 culminada la primera semana de agosto. Así, la ciudad presenta una cifra relativamente baja de infectados por millón de habitantes, 8.946, pero alta de muertos por millón de habitantes, con 844, un guarismo similar al de Sao Paulo.
Nueva York y Madrid, dos casos para comparar
Una comparación con ciudades extrarregionales como Nueva York o Madrid, por ejemplo, puede arrojar resultados interesantes en cuanto a la mortalidad. La gran urbe estadounidense aloja a 8,3 millones de habitantes y registra 227.832 infectados, una cifra que apenas supera a la de Lima o Sao Paulo. Sin embargo, la ciudad estadounidense tenía 23.580 fallecidos al 8 de agosto, una cifra superior al doble de las dos ciudades latinoamericanas.
Medido por millón de habitantes, las grandes ciudades latinoamericanas están lejos de la cantidad de fallecidos registrados por estas dos metrópolis. En efecto, Nueva York con 2.808 y Madrid con 2.590, parecen ir en dirección a triplicar la relación de muertos por habitante de los grandes conglomerados urbanos de América Latina.