Según un funcionario estadounidense citado el 19 de mayo por The Jerusalem Post, EEUU quiere que se reduzcan todas las situaciones comprometidas y que Israel elimine inmediatamente la cooperación en "áreas críticas".
"Esta [posición] no es exclusiva para Israel. Tenemos conversaciones similares con todos nuestros aliados y socios", recalcó el funcionario que trabaja en Estados Unidos.
La Administración del presidente Donald Trump espera que Israel adopte acciones concretas para reducir sus relaciones con China y ya no se va a contentar con excusas educadas. "Es una alta prioridad para EEUU", insistió el funcionario.
Esta semana surgieron informaciones en las que se indicaba que Israel ha pedido a EEUU una "indemnización" para reducir las relaciones con China.
China es el tercer país del mundo que más comercia con Israel. Las relaciones comerciales entre los dos países crecieron un 402% en la pasada década hasta llegar a los 14.000 millones de dólares en 2018.
Una de las áreas que más preocupa en Washington es la de la tecnología sensible. China e Israel participan en programas de investigación académica en ese campo.
Otra preocupación de Washington tiene que ver con los miles de millones de dólares que compañías chinas han invertido en tecnología israelí y que los servicios de inteligencia chinos podrían usar, como la inteligencia artificial, las comunicaciones por satélite y la ciberseguridad.
El ejemplo más visible tiene que ver con el gran puerto en la ciudad israelí de Haifa, que ya ha sido construido en parte y a partir del año que viene lo operará una compañía china.
Otro ejemplo es la planta de desalinización Sorek 2, que será la mayor del mundo. Una compañía con base en Hong Kong aspira a operarla, aunque todavía no se ha adoptado una decisión definitiva al respecto.
Según el embajador de EEUU en Tel Aviv, David Friedman, a través de inversiones y proyectos de infraestructura, China busca "infiltrarse" en numerosos países y "acceder a las comunicaciones más sensibles".