La cotización de esta empresa fundada el año 1924 no es nada buena. En la Bolsa de Madrid se sitúa actualmente en los 6,1 euros por acción cuando hace un año estaba en los 7,6 euros, es decir un 21,35% de depreciación, y en 2014, estaba nada menos que en los 11,4 euros, un cambio del -47%. En el verano pasado el valor tocó mínimos no vistos en los últimos 20 años. Sobran los comentarios.
Aunque bien es cierto que los mercados europeos no andan muy boyantes y están especialmente afectados por coyunturas externas —el Brexit, la guerra comercial entre China y EEUU y ahora la epidemia del coronavirus—, el valor de la multinacional es sorprendentemente bajo, y si bien su directiva está tomando decisiones acertadas, a la postre son insuficientes.
Latinoamérica en la mira
Una de las alternativas pasa por deshacerse de una buena parte de los activos. Telefónica decidió el año pasado segregar sus filiales en Argentina, Colombia, Chile, Ecuador, México, Perú, Uruguay y Venezuela. Así creó en noviembre de 2019 una unidad independiente a la que bautizó con el nombre de Telefónica Hispam y contrató a la entidad financiera estadounidense Morgan Stanley para que la venda.
La división latinoamericana ha estado lastrando las cuentas en los últimos ejercicios y por distintas razones, entre ellas, los entornos macroeconómicos complicados, una mayor presión competitiva y la volatilidad de las divisas nacionales. De hecho, la 'teleco' ya vendió a principios de 2019 sus filiales en Nicaragua, Costa Rica y Panamá a Millicom International y posteriormente las de Guatemala y El Salvador a América Móvil. Esas ventas aportaron efectivo a las arcas de la compañía. También está traspasando el negocio de las torres de telefonía.
El pasado 20 de enero se hizo pública la oferta de un holding latinoamericano, formado por un grupo de empresarios muy potentes de Colombia, Chile, México y Perú, que pagaría 10.000 millones de euros por el 51% de Hispam para conseguir su control, mientras que un 20-25% lo seguiría poseyendo Telefónica y el resto, accionistas minoritarios.
Malos augurios
El sector de las telecomunicaciones es el que peor se ha comportado en Europa durante el año pasado y eso se explica principalmente por dos circunstancias. La primera es que el desarrollo de la tecnología 5G —el nuevo estándar de las comunicaciones móviles— implica enormes inversiones en infraestructuras. La segunda razón apunta a la fuerte competencia con las compañías de Estados Unidos (AT&T, Comcast y Verizon, por citar tres).
Telefónica, líder del sector en España, cerró 2019 con una caída bursátil del 10%, aunque es el cuarto-quinto valor con más peso de todos los que integran el índice selectivo de la bolsa española, el IBEX 35. Esa clasificación se pondera por la capitalización bursátil, una medida económica que indica el patrimonio disponible y que resulta de multiplicar el precio por acción de una compañía en un momento dado por el número de acciones en circulación en el mercado. En el caso de Telefónica esa cifra alcanza los 32.300 millones de euros.
La Bolsa española celebra su mejor año desde 2013 https://t.co/InBI8eQ8rK
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) January 1, 2020
Según un informe de Goldman Sachs, el valor total de mercado de Telefónica alcanza los 95.000 millones de euros. Después de deducir la abultada deuda, esa cifra bajaría a los 40.800 millones de euros. Sus activos en Latinoamérica, siempre según la misma fuente, tendrían un valor de mercado de 31.000 millones de euros, de los cuales 17.500 millones de euros, es decir, el 18,4% del total del grupo, corresponderían a Brasil. Eso significa que Hispam valdría unos 13.500 millones de euros.
Telefónica mejoró sus ingresos en los nueve primeros meses de 2019 en comparación con el mismo periodo de 2018, un logro que no consiguieron sus máximos rivales en España: Vodafone y Orange. Los tres perdieron contratos. Ese aumento en los ingresos, sin embargo, no se trasladó al valor bursátil.
Un evidente aspecto positivo de la multinacional española es el dividendo con el que remunera a sus accionistas. Pese a la tormenta que soporta, mantiene su política de retribución y su Consejo de Administración aprobó un dividendo de 0,40 euros por acción a pagar en dos tramos: uno en diciembre de 2019 y otro en junio de 2020. Esa medida favorece un poco su rentabilidad.