"Considero que con la calificación se está castigando al país, por la política neoliberal que se aplicó en los últimos 36 años que fue un rotundo fracaso, sobre todo en los últimos años, y para ser más preciso el año pasado, cuando no teníamos nada que ver con el Gobierno", señaló López Obrador en conferencia de prensa.
"Nos toca pagar los platos rotos, fue una política económica ineficiente, caracterizada por el saqueo y la corrupción, el neoliberalismo es sinónimo de corrupción, de robo, en el caso de México, tanto Pemex y la Comisión Federal de Electricidad [CFE] fueron las empresas más saqueadas, no solo de México, yo diría del mundo, en el periodo neoliberal", replicó el mandatario a una pregunta sobre la calificación.
El mayor presupuesto destinado a Pemex en 2019, y las recientes planes federales de apoyo a la petrolera, "refuerzan nuestra evaluación de una probabilidad casi cierta de respaldo extraordinario de parte del gobierno mexicano, si la empresa afronta dificultades financieras", dijo S&P en un comunicado.
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"Lo único que puedo reprochar, de manera fraterna y respetuosa, es que durante el tiempo en que imperó la corrupción, [los analistas de las calificadoras] permanecieron callados, calificaban con 10, con excelencia (…), todo era muy bien en esos tiempos, pero respetamos sus decisiones y les podemos decir con absoluta seguridad de que vamos a rescatar a Pemex y a la CFE", expresó el jefe del Ejecutivo.
La agencia considera que el plan financiero para restaurar los fundamentos crediticios de la petrolera, una de las más endeudadas del mundo, con pasivos por 106.000 millones de dólares y próximos vencimientos, "es insuficiente respecto de las necesidades multianuales de inversión de capital".
El presidente terminó su defensa de las empresas energéticas del Estado señalando que "los hechos van a ir hablando, cuando se acabe por completo con la corrupción y se rescate a Pemex y la CFE, se van a aclarar las cosas, estoy optimista, lo vamos a lograr, no es un asunto complicado".
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S&P señaló que el rol más activo de Pemex en la industria energética, en detrimento de la inversión privada y extranjera en el sector, "podría entrañar riesgos que erosionen potencialmente sus finanzas, debido a su mandato para impulsar la inversión, producción y para construir nuevas refinerías".
Antes de ese plan, otra calificadora de riesgos financieros, Fitch Ratings, también redujo la calificación crediticia de Pemex y mantuvo su perspectiva en negativa.
