"Son delitos que te dejan sin palabras incluso pasados 75 años, no se puede borrar la memoria sobre las víctimas, la reconciliación entre los pueblos de Polonia y Ucrania puede basarse solo en el reconocimiento de toda la verdad de aquellos tiempos terribles", tuiteó el presidente del Gobierno polaco.
Por su parte el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, llamó a las autoridades de Ucrania y Polonia a revisar la interpretación de los temas históricos sobre los cuales los dos países tienen discrepancias.
"Para que no se repita la trágica historia, llamo a las autoridades de ambos países a revisar su postura respecto a cómo ven los hechos históricos", dijo Tusk.
Añadió que "la independencia de Ucrania y la seguridad de Polonia y de toda la región dependen mayormente de las relaciones entre Kiev y Varsovia".
Varsovia condena el ensalzamiento por parte de Kiev de la organización de los nacionalistas ucranianos OUN-UPA (prohibida en Rusia) y critica los actos de vandalismo que se cometen con regularidad en Ucrania en lugares donde se rinde tributo a los polacos.
Polonia sostiene que los militantes de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) y el Ejército Insurgente Ucraniano (UPA), mataron a más de 100.000 polacos en Volinia, Galitzia del Este y las regiones surorientales del país.
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Algunos historiadores estiman el número de víctimas mortales entre 120.000 y 130.000.
Investigadores ucranianos, por su parte, señalan que lo ocurrido fue consecuencia de la implicación de civiles en la guerra del Ejército Territorial polaco (Armia Krajowa) contra el UPA, y calculan sus propias bajas entre 10.000 y 20.000.