Para los latinoamericanos el fútbol es mucho más que un deporte, es parte de una identidad. Por eso cada tanto de estas tierras surgen artistas como Eduardo Sacheri, autor del libro que inspiró el guión de la película "El secreto de sus ojos", ganadora del Óscar a la mejor película extranjera en 2010, que son capaces de elaborar prosas sobre la condición humana a partir de un pie golpeando un balón.
Nació y creció en Castelar, a 40 kilómetros del centro de Buenos Aires. Al igual que el fútbol, su amor por la literatura surgió durante su niñez. "Me crié en una casa de lectores y comencé a leer por imitación. A pedido mío mi hermana me enseñó a leer antes de comenzar el colegio. Al día de hoy es algo que me apasiona, es uno de mis grandes placeres", confesó.
Es sus obras están plasmadas las experiencias de haber crecido en un sitio tranquilo, donde el fútbol aparece como un fenómeno que atraviesa y ayuda a amalgamar las dinámicas sociales. En los textos de Sacheri los personajes son gente ordinaria a los que les suceden cosas extraordinarias.
"Mi interés fundamental es escribir sobre personajes cotidianos. Me crié y vivo en un lugar pequeño, de casas bajas, donde hay ciertas proximidades con los vecinos. Ese es el mundo que me interesa, aparezca o no el fútbol, pero todas [mis obras] tienen en común el buscar la literatura en lo pequeño, en lo cercano", explicó el escritor cuya última novela "La noche de la Usina" recibió el Premio Alfaguara de novela 2016, sobre una estafa que remite a la crisis argentina de 2001, cuando el Gobierno decretó el cerco financiero conocido como 'el corralito'.
Las referencias al fútbol en la literatura latinoamericana son recurrentes. Algunos maestros han desarrollado el arte de dominar el balón por medio de la palabra, como el chileno Roberto Bolaño, los uruguayos Mario Benedetti y Eduardo Galeano, el mexicano Juan Villoro, el argentino Roberto Fontanarrosa y su compatriota Osvaldo Soriano.
"Se podría decir que en América Latina el fútbol es un subgénero literario porque tiene características que le dan unidad. Lo futbolero en el Río de la Plata muchas veces aparece en las obras de Soriano o Benedetti de una forma muy idiosincrática y particular", apuntó.
"Rusia es un país que está fuera de nuestros circuitos habituales y desde ese lado me parece super interesante. Para mi una Copa del Mundo es sentarme frente a la tele y no perderme ni uno de los partidos que la conforman. Del 14 de junio al 15 de julio no tengo programada ni una sola entrevista, ni un solo viaje, no estoy para nadie. Cerrado por Mundial, como decía Galeano", apuntó.
Pero es consciente que el seleccionado de su país no llega de la mejor manera a esta exigente cita futbolística. Le preocupan las dudas, las tensiones y las desprolijidades que viene teniendo el equipo.
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Si tuviera que escribir una final de la Copa del Mundo el escritor aseguró que en la epopeya estaría Argentina, sin dudas, y en frente alguno de los dos rivales a los que los argentinos más desean ganarles: Brasil o Alemania. "Cuanto más terrible el rival, más grande la hazaña", concluyó.