Participaron en las maniobras los misiles superficie-superficie de las fuerzas terrestres de EEUU y los balísticos de corto alcance del Ejército surcoreano.
Según las fuentes, en los entrenamientos "se demostró la capacidad de eliminar las amenazas enemigas lanzando golpes acertados".
Tokio y Seúl condenaron el lanzamiento y advirtieron que se trata de una violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
El presidente de EEUU, Donald Trump, confió en que Japón y Corea del Sur no vayan a seguir tolerando los continuos ensayos balísticos de Corea del Norte y sugirió a Pekín presionar a Pyongyang para poner fin a sus pruebas.
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El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó varias resoluciones que conminan a Corea del Norte a abandonar el desarrollo de su programa nuclear y de misiles balísticos; la más reciente, aprobada en junio de 2017, agrega a varias personalidades y entidades jurídicas a la lista de sanciones.