"Es un problema histórico que tiene que ver con muchos fenómenos (…) pero en los últimos años ha habido una preocupación de los gobiernos y de la sociedad civil, y se han creado organismos de coordinación interinstitucional que han dado mayor visibilidad al problema", señaló Víctor Giorgi, director del Instituto Interamericano del Niño, la Niña y el Adolescente, que pertenece a la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Este grupo, integrado por organismos oficiales de turismo de la región y organizaciones internacionales, se reúne de forma presencial una vez al año para analizar los avances en la materia.
"Cada país asume su tarea, se comprometen a no permitir este tipo de prácticas y a denunciarlas; se trabaja sobre un código de ética en el turismo para que los empresarios se adhieran", explicó a esta agencia Jorge Morandeira, coordinador del GARA y asesor del Ministerio de Turismo de Uruguay.
En el caso de Uruguay, otra de las medidas que el Gobierno ha puesto en marcha es la capacitación de funcionarios.
"Diferentes cursos de capacitación han llegado a cerca de 10.000 funcionarios del país, por eso también ha mejorado la atención", explicó el director del Comité Nacional para la Erradicación de la Explotación Sexual Comercial y no Comercial de la Niñez y la Adolescencia en Uruguay (Conapees), Luis Purtscher.
Aumento de denuncias
Uno de los motivos de este incremento, aclaró por su parte Purtscher, se debe a que existe una mejor atención para detectar situaciones de abuso.
"No quiere decir necesariamente que ahora haya más casos de explotación sexual infantil, sino que estamos mirando más y mejor", indicó el director del Conapees, quien confirmó que Uruguay atendió en 2015 cerca de 220 casos mientras que en 2016 esa cifra aumentó a 284.
La creciente atención mediática a los casos de explotación sexual a menores de edad y el aumento de las campañas de sensibilización también han contribuido a hacer más visible el problema en toda la región.
En términos generales en América Latina la explotación sexual de niños y niñas menos de 12 años "es bastante repudiada socialmente", sin embargo cuando se trata de adolescentes se tolera más, denunció Giorgi.
"La franja de edad donde hay más casos va desde los 15 a los 18 años, pero también hay situaciones de venta y de comercio sexual con niños pequeños y los daños son enormes", explicó.
Los casos de explotación sexual a personas menores de 18 años se producen tanto por parte de familiares y personas cercanas a las víctimas como por redes organizadas.
"Cuanto más temprana es la edad, más cercano es el vínculo de explotación", indicó Purtscher, quien aclara que existen relaciones con "proxenetas o falsos noviazgos" donde los menores de edad se vinculan afectivamente y terminan siendo explotados.
Múltiples factores
Estos casos ocurren especialmente en zonas de frontera, en zonas turísticas y en lugares más remotos "donde cuesta llegar a las instituciones", añadió por su parte Purtscher.
En Uruguay, por ejemplo, "en los pueblos más pequeños del interior del país detectas un caso y ves que detrás hay otras cinco o seis situaciones" de explotación sexual a menores de 18 años, dijo el especialista del Conapees.
La explotación sexual a niños, niñas y adolescentes también se da en lugares donde hay abundante mano de obra masculina.
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Pese a que no existen datos específicos sobre víctimas de explotación sexual infantil, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por su sigla en inglés) y otros organismos internacionales estiman que en la región cerca de 2 millones de menores de edad son explotados sexualmente por medio de la prostitución y la pornografía.