Nada más asumir el cargo, Cartes señaló que durante su mandato de seis meses le corresponderá la realización de "metas realizables" y que "no hay tiempo que perder", un discurso que dejó entrever la urgencia por realizar los dos grandes objetivos fijados en la cumbre: ratificar la plena adhesión de Bolivia y acelerar en la negociación con la Unión Europea por un tratado de libre comercio".
Sin embargo, más allá del aspecto ceremonial del encuentro, destacó la reiteración de denuncias de movimientos golpistas y presiones contra gobiernos democráticos de varios de los líderes del bloque como el presidente venezolano, Nicolás Maduro, y la argentina, Cristina Kirchner, así como los representantes de los países asociados: el presidente boliviano, Evo Morales, y el vicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas.
El primero en comentar esta situación fue Maduro, quien dijo seguir escuchando "la voz firme del comandante Chávez en este foro" y señaló directamente a los Estados Unidos y el 40 aniversario de la "Operación Condor" recordando la frase que empleó contra Barack Obama en la Cumbre de las Américas de Panamá: "Reconozca que tenemos un presidente indígena en Bolivia y un gobierno bolivariano en Venezuela y que nadie nos va a cambiar".
En esta misma línea y utilizando una analogía, Kirchner insinuó que "en algún lugar hay un plan que no es el cóndor, sino algo más refinado puede que ahora sean buitres los que conspiran" y reiteró que Mercosur se había convertido en un mecanismo para frenar los intentos de "golpe suave" a través de la "claúsula democrática", para concluir que "Unasur y Mercosur son instrumentos más eficaces que la ONU a la hora de resolver problemas".
Por su parte, Morales alertó de "la necesidad de garantizar la estabilidad de las democracias que componen Mercosur como manera de alcanzar la integración de América Latina" y lanzó un guiño al gobierno de Rafael Correa en Ecuador al denunciar la presión sufrida por sectores conservadores, una posición que el vicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas, amplió condenando la alianza de oposición y medios de comunicación del país "con el fin de derrocar un gobierno legítimamente elegido".
Precisamente, Glas acabó su discurso agradeciendo las palabras de Maduro, Kirchner y Morales con un sentido "sabemos que no estamos solos", una nota de hermandad entre los líderes latinoamericanos que momentos antes se produjo con las lágrimas de Dilma Rousseff en su particular despedida de su homóloga argentina, Cristina Fernández Kirchner, quien culminó este viernes su última participación en una cumbre de Mercosur.