A medida que los humanos envejecen, se reduce la capacidad de su organismo para quemar grasas, que empiezan a acumularse bajo la piel, en los músculos y alrededor de los órganos.
Los científicos se dieron cuenta de que estos componentes empezaban a acumularse inesperadamente en la grasa abdominal de ratones de edad avanzada. Estos procesos también ocurren en el organismo joven afectado por una infección, pero vuelven a revertirse una vez eliminado el virus, opinan los científicos.
La expansión de estas células adiposas altera los procesos metabólicos y conduce a la inflamación, haciéndonos engordar. Para revertir su expansión, es necesario eliminarlas del organismo, dice el estudio publicado en la revista Cell Metabolism.
Una vez probada su eficacia, el tratamiento ayudará a abrir nuevas posibilidades para mejorar la calidad de vida y la salud de las personas mayores. Además, permitirá disminuir su exposición a enfermedades como la diabetes de tipo 2 y ateroesclerosis.
Además, existen medicinas utilizadas para tratar enfermedades cardiacas que contienen la interleucina-1. Esta sustancia disminuye las proteínas responsables de controlar el crecimiento de las células adiposas B.
"Es necesario estudiar si esta medicina puede frenar el crecimiento de las células B en la grasa abdominal de los ancianos", sugirió Deep Dixit.