"El COVID-19 se deberá tener en cuenta como antecedente para las evaluaciones neurológicas de las personas que la han sufrido", apunta el artículo que la Fundación ACE-Barcelona Alzheimer Treatment & Research Center publicó en la revista científica Frontiers in Aging Neuroscience.
Este análisis realizado a partir de 102 artículos científicos aborda ciertas afectaciones cognitivas y neuropsiquiátricas derivadas del COVID-19 como el insomnio, el estrés postraumático, la depresión o la ansiedad.
En concreto, el Barcelona Alzheimer Treatment & Research Center vincula estos problemas neurológicos a factores como la infección viral directa del sistema nervioso, las respuestas inmunitarias e inflamatorias secundarias o el uso de mecanismos como la ventilación mecánica y la sedación en los hospitales.
"Se desconoce si estas afectaciones cognitivas y neuropsiquiátricas pueden persistir a largo plazo, pero estudios previos en supervivientes afectados por otros virus respiratorios y enfermedades críticas han encontrado secuelas en pacientes años después de sufrir la enfermedad", apunta el estudio español.
Por ello, los expertos de este centro especializado en Alzheimer piden que las personas que han superado el COVID-19 se sometan a evaluaciones periódicas que incluyan revisiones cognitivas y neuropsiquiátricas para vigilar posibles secuelas.
El análisis también incide en los efectos negativos del coronavirus y las medidas para frenar su propagación en otros colectivos como los enfermos de Alzheimer, demencia o deterioro cognitivo.
"El aislamiento, la falta de control del tratamiento, la pérdida de visitas médicas, el paro de las actividades de estimulación cognitiva, los sentimientos de tristeza o la falta de comprensión de las medidas de distanciamiento físico han puesto aún más en evidencia la vulnerabilidad del colectivo", concluyen los expertos.