En su trabajo, los investigadores intentaron evaluar cuán bien el cerebro de las personas afectadas por el coronavirus ejecuta tareas como recordar palabras o unir puntos de un rompecabezas. Los tests utilizados por ellos se parecen a las pruebas que se usan para evaluar la capacidad del cerebro en enfermedades como Alzheimer.
Si bien este y otros hallazgos todavía tienen que ser examinados por expertos que no hayan estado involucrados directamente en esta investigación, algunos científicos ya han puesto en tela de juicio los resultados de la Gran Prueba Británica de Inteligencia.
"La función cognitiva de los participantes no se conocía antes del estudio y los resultados tampoco reflejan la recuperación a largo plazo, por lo que cualquier efecto sobre la cognición puede ser a corto plazo", señaló Joanna Wardlaw, profesora de neuroimagen aplicada en la Universidad de Edimburgo.
"En general (esta es) una intrigante pero no concluyente pieza de investigación sobre el efecto de la infección con el coronavirus sobre el cerebro", señaló Hill.
A medida que los investigadores tratan de comprender mejor el impacto a largo plazo del COVID-19, es importante que se investigue más a fondo el grado en el que se ve afectada la cognición tras la infección, y si algunas personas sufren el daño permanente a la función cerebral.