Hay una anécdota que para el experto refleja que Trump asistió a su primera cumbre "no como presidente, sino como empresario", y que sus intenciones no eran la diplomacia, sino los negocios. En determinado momento empujó al primer ministro de Montenegro hacia atrás para quedar en primer fila frente a las cámaras. El gesto fue hacia el representante del último país en incorporarse a la OTAN, cerrando el cerco de la organización sobre el mar Mediterráneo.
Con este tipo de actitudes, Trump les marcó el camino a sus aliados europeos: les dijo cómo tendría que ser y a qué se debería que dedicar la OTAN del futuro (básicamente luchar contra la inmigración que expande el terrorismo yihadista) y les endilgó que no están cumpliendo con sus compromisos económicos de destinar 2% de sus presupuestos a gastos de defensa.
"Que los líderes europeos se hayan comprometido a aumentar a 2% lo destinado al gasto en armamento significa que Estados Unidos va a vender armas. Esto puede verse como un éxito desde el punto de vista económico y un virtual apoyo del complejo militar industrial, que en el fondo es el gobierno tras la sombra en EEUU. Entonces, desde la perspectiva de Trump y desde la perspectiva del gobierno de EEUU, la gira ha sido todo un éxito. Para él, todo los demás en secundario", concluyó Rodríguez Gelfenstein.
"Que los líderes europeos se hayan comprometido a aumentar a 2% lo destinado al gasto en armamento significa que Estados Unidos va a vender armas. Esto puede verse como un éxito desde el punto de vista económico y un virtual apoyo del complejo militar industrial, que en el fondo es el gobierno tras la sombra en EEUU. Entonces, desde la perspectiva de Trump y desde la perspectiva del gobierno de EEUU, la gira ha sido todo un éxito. Para él, todo los demás en secundario", concluyó Rodríguez Gelfenstein.