Y aunque el viejo refrán dice que 'del amor al odio hay un paso', Trump y Macron constatan que este enunciado también tiene su 'cara B': 'del odio al amor hay un paso'. Había empezado torcida la relación entre ambos, pero como siempre, el tiempo todo lo cura. Fueron limando asperezas hasta el punto que ahora se toman de la mano, se besan en la mejilla y Trump redondea la faena con un gran detalle de su parte: le quitó a Macron la caspa de la solapa de su 'americana', es decir, su chaqueta. Todo cuadra. Todo cierra.
Because Melania won’t hold his hand, Trump grabs Macron’s. pic.twitter.com/uZqlPQHv1t
— Laura O'Connor🌸 (@LauraOLauraO) 25 апреля 2018 г.
Ha pasado agua bajo el puente desde aquel recordado día en la italiana Taormina, donde se reunía el G7 con un Macron recién asumido en el cargo. El novel jefe de Estado francés declaró que con su apretón de manos a Trump — que paró el cronómetro en los 28 segundos –, le estaba lanzando un mensaje desafiante: "Debemos demostrar que no haremos pequeñas concesiones, ni siquiera simbólicas, pero tampoco excesivas", dijo Macron.
No ha pasado un año, y esas concesiones ya llegan por partida doble, o triple. O las que sean necesarias. Pasó de mostrarse preocupado, junto a Angela Merkel y Theresa May, acerca de las posibles implicaciones de la retirada de Washington del pacto nuclear con Irán, a abrir la puerta a endurecerlo, e incluir a un actor extra: Turquía. Una decisión que mereció una respuesta de parte del presidente de Irán, Hasán Rohaní: "Si alguien traiciona el trato, deben saber que enfrentarán graves consecuencias", dijo.
Para el presidente del Observatorio Hispano-Ruso de Eurasia, "hay que poner en contexto todas estas cosas".
"Francia, que después de la Segunda Guerra Mundial resurge y mantiene una relativa independencia de EEUU, la Francia de (Charles) de Gaulle, ha ido poco a poco yendo a menos, y sobre todo ya en los últimos años se ha convertido, primero con (Nicolas) Sarkozy, luego con (François) Hollande, y ahora con (Emmanuel) Macron, en un títere en manos de Alemania, básicamente".
"A este señor (Macron) que está a las órdenes de Alemania, los alemanes le dijeron 'tienes que aplicar una reforma laboral salvaje', como hizo Hollande en su momento. Entonces la popularidad de Macron ahora mismo en Francia está por los suelos. (…) Ese es el personaje, que un día puede decir una cosa, y al otro, otra distinta, va ahora a EEUU y dice que el programa nuclear iraní, que antes decía que no era revisable, que de hecho era un gran logro, que sí, que es revisable", observa Moragón.
Y es que el presidente Trump, quien calificó el pacto nuclear con Irán en 2015 como "ridículo, demencial y ruinoso" y avisó a Teherán que si reactiva el programa atómico "habrá un problema mayor que nunca", luego dijo que estaba dispuesto a ser "flexible".
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Moragón explica este vaivén en la línea discursiva de Trump. "¿Qué es lo que pasa? Que Trump es machista, es xenófobo, es racista, pero no es completamente tonto. Y sabe una cosa bastante elemental, y es que no se puede enfrentar a China y a Rusia al mismo tiempo porque eso supone una derrota. ¿Qué puede estar haciendo Trump? Tira de Macron, que es un lacayo que le viene bien en este momento, y decir lo que ha dicho. Trump te da una de cal y una de arena: un día te dice ‘hay que acabar con Irán’, y otro día dice 'bueno, vamos a ver'".
Trump también le devolvió con una flor a Macron: "Junto con nuestros amigos británicos, EEUU y Francia recientemente tomaron una acción decisiva en respuesta al uso de armas químicas por parte del régimen sirio; quiero personalmente agradecer al presidente Macron, a las fuerzas francesas y al pueblo francés por su firme colaboración: estuvieron absolutamente increíbles", remató con aire de presentador de reality show.
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"No olvidemos: (Trump) tiene el frente abierto con Corea del Norte; tiene un frente abierto de guerra comercial con China y al mismo tiempo un frente de guerra menos comercial y más tradicional, en el Mar del Sur de la China; tiene abierto otro frente con Rusia a la que acaba de dictar otra ronda de sanciones; tiene abierto el frente de Siria. Es decir, que le están empujando los propios halcones de su Gobierno y del Parlamento para que sigan activando yihadistas e intentar convertir a Siria en una especie de segundo Afganistán, enfangándolo", induce el analista.
Y concluye Fernando Moragón: "Entonces Trump se da cuenta de que no puede meterse en un lío tan gordo ahora, como es el de enemistarse con Irán, romper el pacto y crear aún más caos y aumentar las posibilidades de guerra en la región".
