En este sentido, Ana Teresa Gutiérrez del Cid, profesora del Departamento de Cultura y Políticas de la Universidad Autónoma Metropolitana de Xochimilco en México, opina que el presidente Trump "está totalmente maniatado y cooptado por los intereses de los lobbistas del Congreso debido a que representan a los grandes intereses transnacionales de EEUU y al complejo militar industrial".
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"Como Trump no se ha apegado a algunos aspectos a lo que estos intereses desean, por eso tuvo que firmar las sanciones", explica la profesora.
Esto, a pesar de que el embajador ruso ante la Unión Europea, Vladímir Chizhov, sostuvo que el bloque comunitario consiguió modificar las nuevas restricciones de Washington contra Moscú. Así, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se felicitó por los cambios en el controvertido proyecto de ley estadounidense sobre las sanciones antirrusas.
"Conforme a la información de la que dispongo, puedo confirmar que los emisarios de la Unión Europea trabajaron activamente con el Gobierno y el Congreso estadounidenses y lograron algunas correcciones", dijo Chizhov a Sputnik.
En concreto, los europeos consiguieron cambiar la frase "el presidente debe" por "el presidente puede" aplicar sanciones a las empresas europeas que colaboran con Rusia en la construcción de gasoductos.
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Primero tragó Trump. Y luego le tocó tragar el Congreso. Y es que Bruselas tenía un caramelito envenenado para EEUU: cortarle el grifo de liquidez a las empresas del país norteamericano.
Asimismo, y arropado por los suyos en Virgina Occidental, Donald Trump aprovechó para soltar lastre y contraatacar. Afirmó que la teoría conspirativa de los demócratas sobre la colusión entre él y Rusia es humillante para EEUU. Y aceleró a fondo al indicar que no hubo rusos ni en Ohio ni en Pensilvania, estados donde venció y que jugaron un papel decisivo en las presidenciales.
Y aprovechó para enviar un recadito a los fiscales a no buscar la "huella rusa" en las elecciones, sino los 33.000 correos electrónicos de Hillary Clinton y "el uranio que vendieron los Clinton y que ahora está en poder de los rusos, que están muy enojados".
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En opinión de la analista, Trump tiene toda la razón.
"Es absurda esa historia de la intromisión de Rusia en las elecciones. Es realmente humillante para el pueblo estadounidense pensar que Rusia pudo haber definido quién iba a gobernarlos. (…) Y lo peor de todo es que en Occidente, y en países como México que tenemos filtrada toda la información, a partir de las agencias (de noticias) estadounidenses, y de la Unión Europea, esto se cree. Es totalmente una mentira repetida mil veces como decía (Joseph) Goebbels, que se vuelve una verdad", sentencia la profesora Ana Teresa Gutiérrez del Cid.
