El 17 de enero Tillerson llamó a sus socios a evitar el envío de ayuda para la recuperación de los territorios de Siria que se encuentran bajo el control del presidente del país, Bashar Asad, y a continuar presionando económicamente al Gobierno sirio.
"Los asuntos internos en cualquier Estado son un problema que concierne solo al pueblo de ese Estado, y por eso nadie puede andar dando opiniones, restringiendo el derecho internacional y las bases del derecho constitucional", señala el documento.
El Ministerio de Exteriores sirio subrayó que la presencia militar de EEUU en su territorio es una violación sin antecedentes del derecho internacional y una agresión abierta en contra de la soberanía del país.
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La institución siria recordó lo ocurrido con la ciudad de Al Raqa, que considera un claro ejemplo de los "éxitos" logrados por EEUU en Siria.
"El Gobierno sirio no necesita ni un solo dólar de EEUU para reconstruir el país, pues ese dólar está rociado de la sangre de los sirios", preció la Cancillería, agregando que la política del país norteamericano "solo siembra destrucción y sufrimiento".
Damasco denunció en reiteradas ocasiones que la presencia de la coalición internacional, liderada por EEUU, en su territorio es ilegal, pues no cuenta con la autorización del Gobierno del país.
