"La aceptación de las afirmaciones torcidas e infundadas sobre el genocidio es un error histórico", dijo Kurtulmush.
"Para Turquía esa decisión no tiene ninguna validez legal y no corresponde a nuestras relaciones amistosas" con Alemania, recalcó.
Por su parte, el ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, indicó que ese reconocimiento representa una "demonización" de la historia turca.
Además, el secretario de prensa del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), Yasin Aktay, señaló que las relaciones entre Ankara y Berlín sufrieron un considerable daño por la resolución del Budestag.
"La decisión del Parlamento alemán es un acto no amistoso que causó daño a las relaciones entre Alemania y Turquía", recalcó.
La resolución fue aprobada por la mayoría de los diputados, con una abstención y un voto en contra.
Turquía rechaza tradicionalmente las acusaciones de genocidio, alegando que las víctimas de la tragedia fueron ambos pueblos, el armenio y el turco.
Sin embargo, el hecho del genocidio ya fue reconocido por numerosos Estados, entre ellos Rusia, así como por el Parlamento Europeo y el Consejo Mundial de las Iglesias.