Los militares turcos participaron de forma muy activa en la intentona golpista que se produjo en Turquía en 2016. Como consecuencia de la asonada, las autoridades turcas arrestaron a más de 1.700 pilotos militares.
"La falta de pilotos en las Fuerzas Aéreas del país ha llegado a un nivel crítico", declaró el exmilitar turco Metin Gurcan en una entrevista con el periódico Financial Times.
La situación actual preocupa no solo a las autoridades turcas sino también a sus aliados de la OTAN, dado que el país otomano ocupa el segundo lugar en la Alianza Atlántica en cuanto al volumen de efectivos.
Actualmente, Turquía carece de pilotos, instructores aéreos y oficiales de alta graduación. Para resolver este problema, las autoridades han emprendido una serie de acciones.
En primer lugar, Ankara aumentó la duración del servicio militar en la aviación militar turca hasta los 18 años y ordenó reincorporarse a las Fuerzas Aéreas a los pilotos en la reserva y a los que tras licenciarse estaban trabajando para la aviación civil.
Por otra parte, Ankara planea castigar a los pilotos que quieran evitar el reclutamiento privándolos de licencias aéreas durante varios años.
Además, las autoridades turcas elaboraron un sistema para evitar la fuga de militares al extranjero. Todo piloto que sea requerido ha de incorporarse a las Fuerzas Aéreas del país 15 días después de recibir la citación. En un plazo tan corto, es imposible encontrar trabajo en el extranjero.
Varios expertos entrevistados por el medio no están seguros de que las duras medidas adoptadas por el país ayuden a las Fuerzas Aéreas turcas a recobrar su capacidad operativa.
"Turquía tardará años en recuperar la experiencia perdida", dijo Aaron Stein, colaborador de Atlantic Council.