"Era un trabajo inacabable, un flujo enorme de pacientes y falta de personal, medicamentos y equipo técnico, que obligaron a los cirujanos a convertirse en grandes profesionales", afirma.
El propio hospital fue atacado más de 50 veces, pero el personal siguió trabajando en el centro a pesar de todo, continúa. Ahora, los médicos pueden distinguir a simple ojo una herida de bala de una herida de metralla, asegura el especialista. Además, es notable la entusiasta participación de los jóvenes estudiantes de medicina, que ayudan en laboratorios, intervenciones y exámenes de apoyo de diagnóstico.
"A veces realizábamos operaciones que duraban unas 10 horas con tan solo la luz de los celulares, usando anestésicos improvisados", recuerda el médico.
El principal especialista del hospital agradeció también la ayuda médica prestada por Rusia a la ciudad de Alepo.
El médico afirmó que la medicina siria todavía está lejos de recuperarse completamente. Muchos especialistas tuvieron que abandonar el país debido a la guerra, y el bloqueo al que se sometió a Siria impidió el acceso a numerosos fármacos básicos.
Sin embargo, espera que los problemas que ahora sacuden el país desaparezcan con el paso del tiempo y la valiosa experiencia acumulada por los médicos sirios pueda ser traslada a las futuras generaciones para utilizarla en una Siria libre de guerras.