A pesar de los esfuerzos realizados, según la declaración, las opciones de las autoridades sirias para diagnosticar y brindar la asistencia a los infectados por el coronavirus se ven limitadas.
"Cada día se realizan unas 100 pruebas, las instituciones médicas sirias cuentan con solo 25.000 plazas y sufren una escasez crítica de los ventiladores pulmonares" cuyos suministros resultan obstaculizados también por las sanciones de Occidente, indica el documento.
El sistema de salud sirio, señala, se vio afectado gravemente durante las hostilidades, su recuperación para que pueda luchar de manera eficaz contra el coronavirus, requiere el apoyo extranjero.
"El motivo de mayor preocupación es la situación sanitaria y epidemiológica en el campo de refugiados Rukban que se encuentra en la zona Al Tanaf controlada por EEUU, según los testimonios de los antiguos residentes del campo, los centros médicos allí permanecen cerrados, no hay medicamentos ni médicos cualificados, nadie presta la asistencia médica, en caso de que empiece la epidemia la gente casi no tiene posibilidades de sobrevivir", dice el documento.
La declaración destaca que "si en condiciones de pandemia EEUU no puede proporcionarles a los ciudadanos sirios que viven en la zona de Al Tanaf todo lo que necesitan, debe abandonar ese territorio devolviendo el control a las autoridades legítimas del país".
Desde el 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) califica de pandemia la enfermedad COVID-19 causada por el coronavirus SARS-CoV-2, detectado por primera vez en la ciudad china de Wuhan a finales de 2019.
A lo largo del mundo, el nuevo coronavirus infectó a más de 1,98 millones de personas, provocando más de 126.700 decesos, según la Universidad Johns Hopkins (EEUU).